11 diciembre, 2012

La fé, las religiones y el "Yo"

Es un tema cliché y a la vez tabú, lo sé. Sin embargo siempre he querido redactar algo al respecto. Es un tema con tantos, TANTOS matices que suele dar pereza escribir algo al respecto, sin embargo tengo unas cuantas ideas específicas y concretas.

He sido criado en un ambiente con costumbres muy católicas, la fé de mi madre y de mis abuelas es algo admirable. Me complace decir que ellas nunca nos obligaron a ir a una misa o a rezar porque sí; nunca nos dijeron que Dios nos castigaría o que los ángeles nos miran mientras nos masturbamos para irle con el chisme a Dios.

Mi madre siempre ha trabajado la fé de una forma, que según yo, resulta espléndida. Es como si llevara el budismo al catolicismo. Mamá se concentra, se desconecta del mundo y por un instante, cuando ora, ella y su fé son los únicos en la faz de la tierra. Ella dice que se trata de Dios, yo le digo que se trata de ella. Mamá es la antítesis de todas aquellas señoras que viven metidas en una iglesia y que aún así el corazón les descansa en hielo y egoísmo. Por muestras de fé como las de mi madre y mis abuelas es que yo sigo creyendo que, a pesar de toda la gran cantidad de errores e injusticias que cometen las iglesia, es una institución que, a su forma, puede ofrecer una estabilidad a quien sabe cómo acudir a ella.

Mamá me hizo estudiar toda la vida en un colegio Adventista, ella siempre ha pensado que la pluralidad y el contacto con religiones diferentes hace que nuestra mente se expanda y sea más tolerante, no se equivocó del todo. Me crié en un colegio en el que Jesús era el centro de la vida, en donde se debía orar y cantar coritos cristianos antes de cada clase (incluyendo matemáticas, al mediodía, con hambre y calor larense). Creo que, sin querer, eso influyó mucho en mi. Crecer rodeado de reglas, religiones, iglesias, formas de adorar y cantar te hace ver la vida desde una perspectiva diferente, a veces buena, a veces mala.

Salir de las 4 paredes de mi colegio y encontrarme con una sociedad completamente abierta fue una experiencia muy interesante. Mudarme a una ciudad y estudiar en una universidad tan plural fue un shock muy agradable. Entender que no todos creen en algo, que Dios a veces es más odiado que amado, que las iglesias cada vez tienen menos reputación entre las nuevas generaciones el algo que te abre la mente.

Nunca fui fanático. Me considero cristiano, mi relación con la entidad llamada Dios es algo muy particular, muy mío, muy poco descifrable para quien no es yo y eso me gusta. En los últimos años me he dado la libertad de cuestionar a Dios y no porque tenga algo contra su existencia, ya que mi vida ha sido buena, sino porque tengo un cerebro que cada día se deteriora un poco más, los días del ser humano en la tierra son un segundo y no podemos permitirnos desperdiciar tiempo y dejar pasar la oportunidad de explorar todo aquello que nuestro cerebro puede alcanzar.

Mi teoría más reciente: Dios soy yo, así es. Hace más o menos un año llegué a la conclusión de que el factor "Dios" no es más que una proyección de nosotros mismos. Por alguna razón, la estabilidad emocional del hombre depende, en parte, en creer en una entidad superior que tiene más voluntad que uno mismo, es más cómodo y menos temerario estar a cargo de  un ser superior y aunque suene criticable es algo completamente lógico. Y sin darnos cuenta, creamos a un ser superior que surge de nosotros. Cuando algo sale bien, agradecemos a Dios, cuando algo sale mal, le recriminamos a Él pero, ¿no se han puesto pensar que todo ese agradecimiento o repercusión es hacia nosotros mismos?. Decir: "Gracias Dios, porque me has ayudado a graduarme" es decir: "Gracias, Will, porque trabajaste duro hasta conseguir el título"....decir: "¿Por qué, Dios?, ¿Por qué permitiste que perdiera mi trabajo?" es decir: "¿Por qué, Will?, ¿Por qué no fuiste más proactivo y dejaste que otro te tumbara el cargo?"

Con esto no quiero decir que Dios no exista, para mi la existencia de un ente abstracto sigue y seguirá siendo una opción. Aún me presigno para sentirme seguro y aún hablo con un señor de barba, muy parecido a Dumbledore.

El punto es: nuestra mente es poderosa, nuestro cuerpo es tan complejo e inteligente. Como seres humanos tenemos tanto derecho a creer en lo que queramos.

La espiritualidad no siempre va de la mano de la religión, pero, a veces, buscar una forma adecuada de adorar nos conecta con nosotros mismos. Plantéate por un segundo la posibilidad de que eres Díos y pregúntate si te estás adorando como lo mereces, analiza si te recriminas más de lo que te agradeces, si cuidas tu "templo" y si eres el guía de tu vida, porque en caso de no estar proporcionándote el valor celestial justo, estás siendo egoísta con Dios... por lo tanto contigo mismo (si nos apegamos a mi teoría) y al final, estás desobedeciendo todas las reglas del buen autoestima.

Durante años he conocido a fanáticos, a ateos empedernidos (que pueden llegar a ser más tediosos que un cristiano intenso), a personas espirituales que nada tienen que ver con la religión...en fin, a tantas personas que han explorado formas de conectarse con eso que no tiene forma, nombre, sentido.

No creo en vírgenes ni santos, pero siempre mostraré respeto hacia ciertos símbolos porque me recuerdan a mis abuelas, quienes siempre apartaron parte de su tiempo diario para rezar un Ave María en mi nombre, por mi salud, por mi futuro. Una de ellas falleció hace casi dos años y con ella se fueron muchos de los momentos más felices de mi vida. Recuerdo a mi abuela, enferma y en sus últimos momentos tomar mi mano, besar mi frente y decir "amén", la recuerdo haciendo un gran esfuerzo por articular su voz  para poder hablar, mirándome a los ojos y repitiendo: "Que el ángel de Dios siempre te proteja"...y para mi, señores, eso es Dios.

A veces me aburre ir a misa, pero siempre que tenga que ir lo haré con la mayor humildad posible, porque por más fuera de época que me parezcan algunos sermones, allí se encuentra el recuerdo de una familia que siempre ha tenido fé y ha creído que allí se puede conseguir cosas buenas.

He conocidos dos matices, he sido muy cristiano, he sido muy apático, he sido muy mixto, he sido muy desprendido. Tantas formas, tantas preguntas, tantos conceptos sobre esa esfera llamada fé, religión, Dios...YO.

Aún estoy en la búsqueda y eso es un estimulante excelente para el cerebro. Siempre he sabido que no me voy de esta tierra sin asistir a un culto buda, judío, cristiano protestante e indú. Si algo agradezco de mi conexión con todo esto es que puedo asegurar que a veces no hay nada más liberador que cantar alto y sentir por un momento que hay algo superior que tiene más control que tú.

Puedo asegurar que todo el Rivotril y los ansiolíticos del mundo quedan cortos cuando en un momento de desesperación nos atrevemos a decir: "Dios, no he creído mucho en ti pero si realmente existes, no dejes que pase (equis) circusntancia"

Mi invitación es a explorar, abordar, discernir, discutir, analizar. 

Si eres muy cristiano, no temas en cuestionarte algo respecto a lo que crees, eso no te hace pecador. Si eres muy agnóstico, no temas en parecer menos inteligente por sentirte tentado, en algún momento, a creer en algo que la ciencia ha demostrado que muy posiblemente no exista. 

Negarnos a expandir nuestras ideas es como negarnos a tener un orgasmo, es privarnos de un gran placer porque simplemente nuestros tabúes tienen más control que nosotros mismos.

No sé qué cantidad de incoherencias he puesto esta vez, pero espero que me hayan captado más o menos, pueden dejar cualquier opinión, si no tienen cuenta blogger, pueden postar en calidad de "anónimo".

Will Mujica.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta tu block, me hace reflexionar y son muy ciertos!! Te admiro!

Anónimo dijo...

El señor te reprenda