09 febrero, 2013

Eres agua, déjate correr.

Antes que todo, con el título de mi entrada ya veo a mis mejores amigos diciéndome: "¿Déjate correr? Will, ya te volviste escritor erótico". En fin.

Soy un tipo de analogías, me gustan demasiado. Me paso el tiempo encajando una situación con otra. Hoy estaba en el patio de mi casa y simplemente me quedé estático, embobado por un buen rato mientras veía caer las gotas  que salían de un grifo. Fue una imagen bonita, admito que me relajó. Inmediatamente la parte de mi cerebro que hace analogías empezó a lanzarme flashbacks de todo lo que ha sido mi vida en los últimos 4 o 5 años. 

Si de algo estoy seguro hoy en día es que uno de los principales ingredientes de la infelicidad es la auto-resistencia (ni siquiera sé si la palabra existe pero creo que puedo llegar a explicarme). Gran parte de nuestra vida se va en luchar contra nosotros mismos; contra lo que somos, lo que pensamos y lo que queremos. La satisfacción de ser quien somos AHORA nunca llega porque vivimos anclados en la idea de que seremos felices cuando logremos hacer "esto o aquello" y así olvidamos vivir un presente lleno de TANTAS cosas buenas. Simplemente nos rehusamos a disfrutar por estar enfocados en delirios que están lejos de la realidad y que difícilmente nos proporcionen ESO que realmente necesitamos.

Por eso, hoy, quisiera compartir mi analogía: somos agua; o mejor dicho, somos gotas. Bajo ningún concepto quiero que esto se parezca a una historia barata de libros de auto-ayuda y mucho menos me la quiero tirar de Buda o Aristóteles pero definitivamente hoy creo que no somos felices porque no aceptamos lo que el presente nos ofrece. 

Como todos sabemos (incluso si raspaste Química tres veces seguidas en el bachillerato), el agua se presenta en tres estados: sólido, líquido y gaseoso, dichos estados van a depender de la temperatura a la que el agua esté sometida. Entonces, supongamos que somos una gota de agua y estamos en un charco situado en la ciudad de Maracaibo a unos treinta y nueve grados ¿qué nos queda?, pues, evaporarnos; pasar a un estado gaseoso y flotar por el mundo hasta condensarnos en una nube y caer como lluvia o trozos de hielo en cualquier parte del globo. 

Mi punto es: somos gotas y hay circunstancias que no podemos controlar ni manipular, dichas circunstancias pueden verse representada por esa temperatura que, aunque quisiéramos, no podríamos alterar. Es aquí donde entra el tema de la resistencia, muchas veces en la vida queremos tanto algo que se nos olvida tomar en cuenta los hechos de nuestra vida actual. A veces somos una gota en un charco en Maracaibo y somos infelices porque estamos obstinados y obsesionados con la idea de ser un copo de nieve en New York City. Se nos olvida que, por el momento, no nos queda otra que disfrutar de ser agua y esperar a que el tiempo y la naturaleza hagan su trabajo. Ciertamente hay balances y equilibrios a tomar en cuenta, en ningún momento sugiero que nos quedemos inertes sin hacer nada y esperar que otros hagan el trabajo por nosotros, sino que, muchas veces tenemos que ser sumamente realistas y objetivos y entender EN DÓNDE ESTAMOS Y CON QUÉ PODEMOS TRABAJAR. 

Todos tenemos el derecho (y el deber, según mi punto) de soñar tan alto como podamos, limitar nuestros sueños sería la peor esclavitud...PERO (siempre hay un pero), estaríamos cagando nuestra corta presencia en este mundo si nos permitimos ser infelices por el mero masoquismo de no entender las grandes cosas que nos rodean HOY. 

Hay una sola cosa segura en este mundo y eso es EL CAMBIO. Nunca, nunca, nunca podremos luchar contra él y es por eso, mis estimados, que debemos aprender a disfrutar lo que tenemos hoy. Me aludo tremendamente en estos párrafos porque siempre he tenido esa tendencia a no sentirme satisfecho hasta ver cumplidas determinadas metas, entonces me encierro en una atmósfera de pesimismo y me llevo mil tortazos, me destrozo y luego, después de haber quedado bien moreteado, comprendo que las cosas negativas me suceden por querer resistirme a mi mismo, por no querer dejarme llevar, aunque sea una vez, por lo que me rodea en el presente.

Debemos creer y luchar por nuestros sueños...pero asumo que nada de eso vale la pena si no aprendemos a ser felices y plenos en el proceso. Nuestras metas son un gran indicativo de nuestras ambiciones y de nuestra capacidad pero depender de ellas para ser felices no puede ser el camino porque, a veces, terminamos descubriendo que lo que creíamos querer...no era lo que en realidad necesitábamos.

Las personas más plenas son aquellas que llegan a comprender que nada se mantiene igual para siempre, son aquellas que aceptan que la vida es cambiante y que si hoy estamos en un charco, mañana estaremos en una nube.

Somos agua por tres razones:

1) El 70% de nosotros es agua, así que, casi literalmente SOMOS AGUA (duh).

2) No es casualidad que el agua sea el elemento más vital del mundo, sin ella, estaríamos jodidos sin importar las riquezas que tengamos, ¿y quién es el elemento más vital de tu mundo? TÚ.

2) Nosotros, al igual que el agua, estamos sujetos, IRREVOCABLEMENTE, a ciclos de constante cambio.

Conclusión: disfruta de ser una gota en un charco, río o mar, allí seguro vivirás momentos irrepetibles, conocerás cosas nuevas y, ¿por qué no?, de vez en cuando puede que sientas las pisadas de quienes van caminando por esos charcos pero, cuando menos lo esperes, no tendrás otra alternativa más que convertirte en vapor y andar flotando por el mundo hasta seguramente termines al otro lado del mundo en forma de muñeco de nieve.

Si hoy eres hielo, no luches contra ello porque terminarás derretido, desvanecido. Si eres vapor, no te resistas porque pasarás de las nubes y terminarás perdido. Si eres agua, se feliz con ese hecho o terminarás perdiéndote de lo mejor que hoy te ofrece la vida.

Creo que esta es la primera entrada que publico este año.

¿Qué tan de mal gusto sería desear feliz año en Febrero?

See you guys later.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Naguara de verdad me pego un poquito la lectura de verdad soy una gota q quiere ser copo de nieve!!