07 octubre, 2014

EL DÍA QUE CRECÍ

Estoy agotado, lo admito. Los últimos 5 años han estado movidos. Entre cosas buenas y  malas siento que me debo un break, el problema es que me cuesta descifrar cómo descansar de todo esto. Entendí que no es tan fácil como recostarse en un sillón a ver tele mientras la vida pasa y los problemas se desvanecen (aparentemente). De hecho, la experiencia me ha demostrado que la inercia es tóxica. El descansar no debe confundirse con el sedentarismo, definitivamente. He intentado hacer una especie de clic cerebral. En  este preciso momento me siento como la mezcla entre un bebé y un anciano,  extremadamente vulnerable pero con consciencia respecto a todo.

Quiero ir poco a poco pero con buena letra, como quien dice.

No soy un mártir y nunca lo seré. Trato (trato) de evitar la auto-compasión por considerarlo lo más ineficaz entre los malos hábitos del ser humano.

En algún momento entre mi infancia y mi adolescencia me convertí en un tipo nervioso. No se, le he dado muchas vueltas a la posible raíz del asunto pero he decidido dejarle la génesis de la condición a cualquier psiquiatra de turno. Los miedos han  comprendido una buena parte de las facetas de mi vida. Todo ha sido como una fórmula matemática: miedo + ansiedad = pánico.

Aparentemente el método infalible para restarle potencia al pánico viene determinado por la cantidad de cojones que estés dispuesto a sacar de ti para acabar con el bucle de ansiedad pero no siempre se tienen los suficientes cojones, no siempre se tiene la energía para sacarlos.

Creo que uno se vuelve un poquito más adulto cuando acepta cada vez más el hecho de que los padres (los buenos padres) sí tenían a razón sobre temas en los que siempre nos empeñamos en desacreditarlos. Casi todo el tiempo he sabido que mis padres tienen una consciencia pulcra y un accionar estupendo PERO dado que nunca me ha faltado la terquedad con la que nací (y con la que me voy a morir, me ha tocado llevarme varios coñasitos. Aunque admito que esa terquedad mía me ha funcionado bien para otras cosas, por lo menos.

Mamá siempre me ha dicho que los problemas se resuelven poniendo todo en manos de Dios, planificando posibles soluciones y aceptando las consecuencias de lo que no se puede cambiar. Lo relevante de todo esto es que ella ha sido ejemplo de lo que dice; mamá es una santa. Esa mujer nació con un aura como bendita, casi mística. El problema es que mi concepción de Dios, de la vida, de los problemas y de las soluciones se ha ¿distorsionado? a un punto en el que me cuesta organizar mis ideas.

Papá me decía que los miedos están para enfrentarlos y forjar el carácter, que muchas veces te paraliza pero de que se puede, se puede. Nadie con más moral que mi padre para semejante afirmación. Papá tuvo que tumbar tantos muros en su vida que frecuentemente me pregunto si en algún momento tendré la mitad de fuerza que él manejó, ¿cómo puede alguien trabajar tan duro, atravesar tantas dificultades y terminar el día con la sonrisa del tamaño de un sol?, papá tenía que ser de otro planeta.

Los últimos años han estado representados por una especie de extraño remordimiento. Tengo miles de razones para no quejarme de nada y sin embargo no me siento en paz. Mi familia es unida y tengo los recursos para salir adelante en el plano académico. Aún así, todo me molesta, todo me perturba, todo me entristece.

Veo a mis padres sanos, trabajadores, activos y resilientes mientras yo hago espacios forzosos en mi agenda para irme a dormir lo más rápido posible.

Aún así, actúo como si nada al mi alrededor. No se por qué pero en lugar de decirle alguien lo desanimado que me siento, mi reacción es actuar como si nada. Sigo siendo el payaso de los chistes ocurrentes, el estruendoso que busca humor incluso en las situaciones más incómodas. Mi reacción es seguir sonriendo. 

Hace poco menos de un año, hablando de cualquier tontería con una amiga en el boulevard de mi universidad, ésta me pregunta cuál es mi temor más grande. No supe responderle a ella, no supe responderme a mí. El tema quedó allí y seguimos hablando de cualquier otra cosa pero en mi cabeza la preguntica no dejaba de rondar: ¿cuál es mi temor más grande? Me parecía ilógico no responderle de manera puntual. Es decir, casi toda mi vida se había basado en un miedo concreto pero para cuando mi amiga me lo preguntó no sabía qué responder.

No le temo a las cucarachas ni a las mariposas, las alturas no me crispan y ver sangre me da igual. La oscuridad me gusta, los espacios reducidos me relajan y me encanta estar solo ¿a qué coño le temo?, ¿cómo es posible no responder a algo tan simple si siempre vivo hecho un manojo de nervios?, ¿acaso le temo a todo?, ¿o es que he temido tanto que ya se me agotaron los miedos?

Entonces me puse a enumerar todas las facetas de mi vida que habían sido protagonizadas por un miedo. Ya le había tenido miedo al rechazo, al tiempo, a la tristeza, a la soledad, a la ignorancia, al físico, al amor, al desamor, a la gente, al fracaso: todos los miedos los padecí, los viví y traté (traté) de superarlos. Sin embargo, gran parte de eso no formaba más que una serie de experiencias que ya habían pasado y que, independiente de la marca que han dejado, ya no eran parte de mi presente, ¿o sí?

Pasé horas dándole a mi cabeza y determinando cuál podría ser mi miedo más grande y entendí que sí, que sí seguían habiendo miedos grandes disfrazados de actitudes obsesivo-compulsivas destinadas a disfrazar mi pánico en forma de "rutinas preventivas". Impresionante lo que puedes descubrir con un par de horas de introspección sensata.

Mi mayor miedo tiene que ver con mi familia. Tengo un problema serio de sobre-protección hacia mi ellos. No  sé cómo ni cuándo se solidificó esa actitud  pero la cosa es que no soporto la idea de que a la gente a la que amo le pase algo. Es decir, a NADIE le gusta esa idea pero debo admitir que yo llevo esas ideas a un punto irracional y exagerado.

Me da miedo, por ejemplo, que cualquier persona de mi familia viaje sin mí; como si yo pudiera sostener un avión que se está cayendo o un barco que se está hundiendo. Tengo una necesidad desesperante de localizar y saber constantemente que la gente a la que quiero se encuentra bien, sana y salva.  Y no, no es por controlar (creo) sino por tener la constante certeza de que todos ellos están bien.

Qué irónica la tendencia de los seres humanos en empecinarse con la idea de tener un temor. Nuestro espíritu masoquista nos imposibilita vivir la vida liberados de ideas dañinas. El temor se institucionaliza desde la Iglesia hasta en la leyes de un país. Sin miedo no hay control, parece decirte la sociedad actual.

El miedo se vence enfrentándolo, supongo. Por ejemplo, según las bases de la terapia de exposición, las fobias se curan (o se intentan curar) concienciando al paciente sobre el problema, haciéndolo indagar y buscar información sobre el objeto de su temor. Al que le teme a los gatos, lo ponen a leer todo sobre gatos. La idea es que la persona sepa más del miedo de lo que el miedo pueda saber de la persona. Poco a poco exponen al fóbico a fotografías de gatos, a videos de gatos y así hasta que el sujeto se atreva a tocar un gato y perder parte del miedo que lo paraliza.  A veces funciona, a veces no pero allí está el miedo; tangible y listo para ser enfrentado.

Sabiendo eso, constantemente me preguntaba ¿cómo podía yo enfrentar mi miedo?, no había nada que tocar, no había nada qué enfrentar más que ideas feas de mis seres queridos pasándola mal.

….Todo hubiese sido más fácil si sólo se tratara de miedo a los gatos.

CAPÍTULO II: EL DÍA

El 15 de agosto del año 2014 fue uno de los días más felices de mi vida, de esos en los que nada sale mal, en los que todo surge fácil y espontáneo. Un día de esos en los que solo te queda reír y disfrutar de lo que hay a tu alrededor. Ese día mi promoción de la facultad de  Derecho celebraba una fiesta llamada Clase Magistral, que básicamente consiste en una enorme fiesta en la que tus compañeros, tus amigos y tu familia pueden emborracharse y comer hasta más no poder en razón de que por fin culminaste la bendita carga académica y sólo te queda esperar por el diploma.

Al principio no me animaba mucho la idea de la fiesta, me daba igual ya que tenía muchos meses con esa sensación de que ya nada me interesaba demasiado y de que mientras menos gente hubiese revoloteando a mi alrededor, mucho mejor. De todas formas mis amigos y mis padres me convencieron para pagar el paquete con el constante argumento de que "son cosas que pasan una sola vez" y blah, blah.

El día de la fiesta me encontraba rodeado de mis mejores amigos, de mis hermanos y de papá y mamá. Había mucha comida, mucha bebida, mucha música buena, mucha gente riendo. Fue un día como de gracia y paz, fue el único día en la que los 300 estudiantes de Derecho que se habían odiado entre sí durante 5 años, se topaban unos a otros y la borrachera los hacía abrazarse y felicitarse.

Mis hermanos la pasaban de maravilla, mis amigos y yo no hacíamos más que reír bailar como ridículos y mamá y papá estaban encantados con todo lo que veían alrededor, la sonrisa de mis padres no cabía en el inmenso salón que contaba como con mil (o más) personas. Recuerdo haber estado tan ebrio que papá no hacía más que reírse de mí y tomarme fotos con su celular, en todas aparezco con una cara de borracho que no la oculta ni un eclipse solar; a papá le hacía feliz mi felicidad, como siempre.

El día siguiente, el 16 de agosto me levanté tarde, a eso de las 2 de la tarde. La cabeza me iba a estallar y tenía que prepararme para asistir al baby shower de la primera bebé de una de mis primas más cercanas. Como pude me bañé, me vestí y conduje hasta el sitio. No había visto a mis padres ni a ms hermanos en todo el día porque hace un par de años que vivo en una casa distinta a la de ellos, hace un par de años que soy adicto a ser lo más ermitaño posible.

Llegué al baby shower y allí estaba mi familia, todos riendo y contando lo borracho que yo estaba la noche anterior, hicimos las cosas típicas que se hacen en un baby shower y la pasamos bien, entre familia y amigos. Papá llegó a la reunión a eso de las 7 de la noche, había estado trabajando todo el día. Típico de papá: acostarse a las 3 de la mañana y levantarse a las 5 para correr en bicicleta e irse a trabajar.

Yo estaba sentado en un sofá cuando veo a papá pasar, él me mira y le pido la bendición. Siempre nos damos un beso en la mejilla al saludarnos pero esta vez me dolía mucho la cabeza como para levantarme a darle un beso. Papá me bendice y sigue de largo hacia uno de los cuartos de la casa.

Me levanté y fui a seguir compartiendo con la gente del baby shower. En un momento de la noche, a eso de las 8:30pm, se acerca la esposa de mi primo y me dice que encienda rápido el carro. No entendía qué era lo que quería decir, ella intentaba ser sutil para no angustiarme ni preocupar a nadie en la reunión por lo que no le hago mucho caso pero ella insiste en que prenda el carro ya que mi papá necesitaba que lo llevara a un sitio porque no se encontraba apto para conducir.

En ese momento me imaginé cualquier cosa menos lo que en realidad pasaba, pensé que papá necesitaba que lo llevara  a la casa para cambiarse o algo parecido, cualquier cosa irrelevante.

Luego sucedió todo. De repente mucha gente se acerca desde el pasillo de la casa hasta la puerta de salida, todos rodeaban a mi padre e intentaban cargarlo para subirlo en el carro. De un momento a otro papá se pone rígido como una tabla y tuvieron que sentarlo en una silla de ruedas que, afortunadamente, estaba de fácil acceso en la casa. Veo a papá sentado en la silla y le miro al rostro, le pregunto casi gritando qué coño le estaba sucediendo...pero papá no podía responderme.

Lo vi sentado en aquella silla, mirándome con los ojos grandes y llenos de miedo, papá no podía contestar porque su cuerpo no se lo permitía. Sólo me miraba como queriéndome decir “quiero responderte pero no puedo, hijo”, sólo temblaba y se tocaba la parte izquierda de la cabeza.

Inmediatamente comprendí lo que sucedía, papá estaba teniendo un ACV. Lo sabía porque lo mismo había pasado con mi abuela y con otros familiares en años anteriores. Nada bueno resulta de los ACV.

Me pidieron que condujera hasta la clínica pero el shock me dejó completamente inmóvil, alguien más tuvo que hacerlo por mí. Papá estaba cada vez más rígido, más pálido, más inconsciente y yo sólo quería despertar de todo aquello.

El día 17 de agosto, doce horas y media luego de que tuvo el ataque y fue ingresado a la clínica, papá fue declarado oficialmente muerto.

CAPÍTULO III: LOS DÍAS DESPUÉS DEL DÍA

Tengo recuerdos algo borrosos de todo lo que pasó después. En un momento estaba en el segundo piso de una clínica llorando desconsolado, besando la frente del cuerpo inerte de mi padre y  al otro estaba en una sala velatoria. Se gundos después me vi parado al costado de hueco hecho en la tierra de un cementerio, rodeado de unas 150 personas que me miraban llorar mientras el cuerpo de papá bajaba tres metros en lo profundo.

Ese momento fue como el gato que me tocó acariciar...

Ese día (y los siguientes) han representado mi temor más grande, el cual tuve que vivir, enfrentar, entender…y aceptar.

El 15 de agosto me encontraba celebrando un día perfecto, la excepción de unos años que habían venido siendo una tortura para mi mente, la cual solo me hacía buscar desesperadamente refugio en el aislamiento físico y mental. Dos días después, 17 vivía el momento más triste de mi vida. Ningún dolor de los que haya sentido antes en mi vida se compara a lo que he sentido desde ese momento. Ni el rechazo más grande, ni el despecho más tormentoso, ni el fracaso más contundente que he tenido se compran  a la idea de ver al pilar de mi vida irse del mundo de los vivos. En un abrir y cerrar de ojos se había ido “la mquinita de hacer felicidad”, como le llamaba mamá.

No exagero cuando digo que mi papá era como un generador de energía y entusiasmo. Era saludable, hacia ejercicios dos veces al día y sabía desconectarse de sus preocupaciones dándole prioridad a las pequeñas cosas que lo hacían feliz por encima de la presión de responder por una familia, por sus empleados, por la gente que lo necesitaba para estar de pie. Nunca pudimos detectar la condición silenciosa que lo llevó a morir en pocas horas sin advertencia previa y eso me duele tanto.

Casi dos meses han transcurrido desde que papá se fue y la vida no me ha permitido más que agradecer a Dios por lo afortunado que he sido. Y sí, admito que mi percepción de Dios es distinta a pesar de haber crecido en un ambiente académico profundamente religioso. No tengo nada en contra de Dios, al contrario. Simplemente el que yo visualizo se maneja con reglas muy distintas al común denominador.

Mamá amaba a papá con cada hebra de su alma. En 30 años de matrimonio sus ojos aún refleaban a ilusión de una adolescente que ama con toda la intensidad de un huracán. Recuerdo haberla visto tan desconsolada en la clínica en el momento en el que papá murió, con el corazón vuelto trizas y diciendo entre lágrimas: “Gracias Señor, por habernos regalado los mejores años junto al hombre más maravilloso” y hasta el sol de hoy no he  escuchado por parte de mi mamá la primera palabra de recriminación hacia la vida, el destino o hacia Dios. Mamá es la más fuerte, una santa; repito.

Antes del 15 de agosto, antes del 17 de agosto mi vida iba en picada. No me da pena admitir que había estado atravesando por una etapa no muy buena; desganada, desorientada, sinsabor. Papá siempre me había dado su apoyo y él mismo se había comprometido a buscar un especialista que me ayudara a mejorar.

Como mencioné, llevo un tiempo viviendo solo en otra casa que no es la de mis padres, a una media hora de distancia. Papá solía manejar toda esa distancia casi a diario sólo para despertarme, darme un beso en la frente y decirme que me amaba.

Nunca olvidaré el día en el que papá me dijo: “No importa cuántos años tengas ni cual sea tu situación. Cuando tengas un problema yo siempre estaré allí para ayudarte, así deba que manejar en bicicleta hasta China para ir a tu rescate”, papá amaba manejar en bicicleta, lo hacía cada día sin excepción.

Antes de la muerte de papá ya yo estaba deprimido y luego de su muerte y la materialización de mi miedo más grande pensé que colapsaría. Sin embargo, la ida de papá fue lo único en mucho, mucho tiempo que me hizo querer levantarme en intentar recuperarme de nuevo. Pocos días pasaron para que una de mis mejores amigas me acompañara en busca de un especialista. Tenía mucho tiempo sin levantarme con ganas de hacer algo de verdad. Ese día sentí que debía intentarlo de nuevo, por millonésima vez.

No me avergüenza admitir que el diagnóstico fue de depresión clínica severa, desde hace un tiempo he seguido un tratamiento y he decidido, por primera vez en mi vida, ir poco a poco. Sin presiones, sin recriminaciones, con paciencia.

Existe un tabú y un desconocimiento enorme en cuando a la depresión clínica. Muchísima gente lo confunde con un estado de tristeza que se pasará cuando “uno deje de pensar mariqueras y se ponga las pilas. Sin necesidad de gastar en loqueros y toda esa paja exagerada” pero el hecho es que se trata de algo tangible, real, tratable y superable pero que requiere atención y seriedad.

La depresión es curiosa porque no siempre te encuentras en un estado de sentimientos miserables pero la sensación de vacío inminente entra de repente sin tocar la puerta. A veces estás bailando y disfrutando en la mejor de las fiesta y de pronto te sientes solo, perdido y confundido entre un montón de gente brincando y un local lleno de luces artificiales que aturden.

Cualquier persona puede enfrentarse al factor depresión, no se puede subestimar la condición de alguien sólo por considerar que "hay otros que la están pasando peor". 

La depresión no conoce de situación económica, social o laboral. Hasta los que parece estar en la cima pueden tener un sinfín de tristeza en el interior.

En estos momento voy despacito, como queriendo reinventarme, como armándome de nuevo. Realmente espero que todo esto funcione y que, tal vez, mi experiencia pueda ayudar a otros que no saben qué hacer. Es difícil perderle interés a casi todo, sobre todo cuando se es joven. La gente suele subestimar los problemas. A veces confunden la depresión con flojera y creo que eso es lo peor de todo, lo más frustrante.

Pero aquí sigo, mi familia y yo continuamos adelante. Hace una semana nació la hija de mi prima; mi sobrinita, una hermosura de criatura de la cual seré padrino, un motivo muy grande de felicidad en mi familia. Intentamos llevar las cosas con normalidad y todo sigue, todo marcha, todo continúa pero por momentos el cuerpo reacciona y experimenta una especie de epifanía que te hace comprender que esa persona de verdad se ha ido y que, por más que quieras, no volverás a abrazarla…no en esta vida.

Papá me amaba demasiado y sabía que yo lo amaba enormemente, eso me brinda paz. Lamento no haberme levantado a darle un beso durante la última bendición que me dio minutos antes de todo lo que pasó, pero es más la satisfacción que me queda por ser su hijo.

De papá heredé su nombre completo, nos llamamos igual. Soy zurdo como él, también heredé lo obstinado y terco que siempre fue, al igual que su tendencia a sonreír, a valorar a los amigos como tesoros y a proteger a los seres amados pase lo que pase.

Siendo tan joven y en muchos aspectos afortunado, no puedo permitirme decaer cuando un hombre que casi triplicaba mi edad enfrentaba situaciones complicadas día a día pero con una sonrisa permanente. Papá está las 24 horas del día en mi cabeza, sonriendo siempre.

Papá no llegó a China manejando bicicleta, pero  sí al cielo.

“Al cielo se llega en bicicleta, papi”


Will Mujica.





18 febrero, 2014

¿Maldito chavista o maldito opisitor?

Provengo de un hogar establecido por padres totalmente creyentes del respeto. Si en mi casa hubiese un lema sería algo como: "Aquí se apoya el derecho a hacer lo que quieras siempre y cuando no sea con la intención de herir a otros".

En mi casa acostumbramos a hacer chistes acerca de todo, nos burlarnos hasta de nuestra sombra. Las comidas en familia giran en torno a la exposición de críticas sobre cualquier tema y a expresar nuestro punto de vista. Podemos molestarnos entre nosotros y llorar y discutir cuando así lo sentimos y lo deseamos pero hay una sola cosa plenamente prohibida: maldecir. No hay nada que a mi madre le indigne más que un "maldita sea", o un "eres un maldito", para ella es como invocar al diablo. En mi casa esa palabra está directamente vinculada con una especie de aura negra y pesada, no se tolera y si en algún momento sale a flote, la situación se torna realmente tensa.

Sin embargo, no me voy a cubrir de una falsa moral y a decir que no maldigo. Muchas veces he maldecido y probablemente lo seguiré haciendo. Pero con muchas situaciones vividas puedo asegurar, y no exagero, que varios "maldita sea" me han costado terriblemente caro y me han enseñado, por las malas, que hay que respirar 10 segundos antes de maldecir, porque no sabemos cuántas cosas valiosas podemos romper, corromper, dañar o destruir permanentemente gracias al acto de maldecir. Mi madre ha tenido razón, maldecir no es un juego.

Venezuela vive en una eterna rivalidad entre chavismo y oposición, nos hemos convertido en el eco de las rencillas entre políticos que "representan" nuestros ideales de lado y lado. Admito con toda responsabilidad que en algún momento de mi vida he hecho comentario a modo de insultos para personas que no piensan como yo. No voy a mentir, en el pasado se me ha salido un "qué chavismo de mierda" o "maldita ignorancia de revolución" y realmente me siento estúpido por eso.

Desde hace un tiempo (un par de años, quizás)  y gracias a varias experiencias con personas que a pesar de pensar diferente a mi se han ganado mi total respeto, he comprendido que insultar a una persona por diferencias políticas o de cualquier índole es la peor forma que existe de filtrar mi frustración contra el terrible sistema de gobierno venezolano con el que estoy categóricamente en desacuerdo. No importa si el insulto va de forma directa o indirecta, si es por Facebook, por Twitter o expresándolo en una conversación casual en bus, los insultos y maldiciones hacia quienes piensan diferente son una contaminación. Venga de quien venga, la impresión que me da alguien que se refiere a otros de forma peyorativa es baja, pobre, debilucha, resentida.

Indagar en mi TL y revisar los hashtags del chavismo suele provocarme impotencia, de vez en cuando quisiera responder a muchos tweets que me parecen aberrantes pero luego me paseo por el "timeline de la derecha" y veo que la "contrarrevolución" (opositores) no se queda atrás con los insultos y discriminaciones. ¿Con qué moral le digo "ignorante" a un chavista que me llama "pity yankee" cuando por otro lado hay un opositor lo llama "marginal de mierda"?

Venezuela se encuentra en un punto crucial de su historia, el país está a punto de jugarse un "todo o nada" en su sistema político de aquí a muchos, muchos años. Los estudiantes están llevando a cabo un movimiento impresionante y admirable para instar al pueblo a defender lo que por derecho nos pertenece. Las marchas y concentraciones son la consecuencia espontánea de una frustración reprimida durante demasiado tiempo.

Nicolás Maduro es mucho más directo con su autoritarismo ilícito debido a que no ha tenido (ni tendrá) el poder sedante que Chávez, gracias a su vivaz y basta experiencia carismática, proporcionaba al pueblo para evitar que éste se rebelara de verdad.  A pesar de la marcada violación democrática que representa, el silencio comunicativo que injustamente han impuesto ha tenido una consecuencia positiva en el pueblo que protesta: la organización y la búsqueda de soluciones con los pocos elementos que estén a la mano.

Las marchas no han estado ausentes de errores por parte de los manifestantes, hay que admitirlo con responsabilidad, pero lo admirable se refleja en el hecho de que en pocos días los estudiantes se han educado, renovado, innovado y perfeccionado en lo que formas de protestar se refiere y notoriamente le están dando al resto del país una lección educativa y moral de lo que significa defender nuestros derechos.

Hablando de otras cosas relacionadas a las protestas, yo no soy quién para decirle a alguien que por favor NO se aproveche de este movimiento para farandulear ya que tengo la esperanza de que en poco tiempo muchas personas entenderán que no se trata de un carnaval o de una echadera de vaina. Por otro lado, tampoco tengo la competencia para decirle a la gente que esto NO se trata de Leopoldo, de Capriles o de María Corina...tengo la firme convicción de que para todas las personas ya se hace cada vez más evidente que, si bien ellos representan parte de la causa,  no son el centro ni la finalidad de la misma.

Pero lo que sí me gustaría aportar para el crecimiento y  mejoramiento de la protesta  consiste en buscar formas de crear consciencia en los venezolanos y acabar, de una vez por todas, con la tóxica costumbre de generar confrontaciones y caer en provocaciones con personas de ideales opuestos. Es un círculo vicioso que se ha agravado con el pasar de los años. 

Es terriblemente irónico que señalemos la déspota e irrespetuosa actitud de líderes del chavismo cuando nosotros también nos rebajamos a ese nivel de insultos. Uno de los principales objetivos de la maquinaria "revolucionaria" es mantener la confrontación entre los venezolanos, por lo que caer en provocaciones es sumar puntos al sector fanático del chavismo.

¿Cuál es una de las armas principales del chavismo? La confrontación: la promoción del rencor y lo que vulgarmente conocemos como el casquillo.

Estoy seguro de que el 99% del que lea esto en algún momento de su infancia vivió la experiencia de ser casquilleado. Imagínense la típica escena en la escuela primaria  en la que un grupito de chamos avispados del sexto grado que agarran y rodean a dos tripones de tercer grado y los ponen a pelear entre sí:

-¡Naaaaaa, te dijo mariquito! ¿te vas a dejar decir eso? dale un empujón, ¡defiéndete! - uno de los niños responde agresivamente y luego le dicen al otro: -¡Naaaaa, te dio un empujón y te dijo pendejo!, ¿no le vas a responder con una parada?- y así sucesivamente hasta que dos ingenuos se crean una rivalidad estúpidamente creada por la viveza de otros pilas que solo se querían divertir sintiendo que tienen el control sobre otros "menos fuertes".

Lamentablemente ese es el  exacto escenario de lo que ha vivido Venezuela durante mucho tiempo, somos un grupo de niños de primaria empujándose entre sí a causa del casquillo que nos meten los demás pilas que simplemente se sientan a ver cómo nos caemos a golpes mientras ellos se ríen y se comen un raspado de kolita.

¿Qué crees tú que pretenden personajes como Iris Varela al twittear cosas como que  la oposición es una cuerda de "pendejitos sifrinitos, hijitos de papá y mamá"?

¿Cuál crees tú que es la intención de Diosdado Cabello o de Nicolás Maduro al decir que los que luchan en la calle son "una trulla de amanerados sin oficio"?

Al final, ellos logran su cometido al crear confrontación directa entre personas de dos bandos radicales creados por ellos con total alevosía.

NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE GANA NADA CON MALDECIR, INSULTAR Y AGREDIR VERBALMENTE A OTROS, ESO NO ES PARTE DE UNA LUCHA JUSTA Y EFICIENTE.

Señores, yo comprendo perfectamente el sentimiento que se produce cuando vemos o escuchamos un comentario déspota, egoísta, ignorante y ofensivo a causa de nuestra posición pero todo esfuerzo se ve disminuido cuando nos gana la impulsividad y filtramos la frustración mediante la violencia.

¡RECUERDA QUE LA AGRESIÓN VERBAL TAMBIÉN ES UN MODO DE VIOLENCIA!

La lucha justa, pacífica y efectiva de miles de personas se ve perjudicada cuando un cómodo, desde la comodidad de su casa se pone a twittear o a responder comentarios provocadores de parte de personas que piensan contrario a ellos, trayendo como consecuencia que se les de un motivo más para que el gobierno inculque la idea: "Miren, aquí tienen una muestra más de que los opositores de la nosequé parasitaria son una cuerda de blá-blá-blá desestabilizadores"

Este movimiento de protesta evoluciona y se innova de manera impresionante es por ello que se hace esencial mantenernos un paso delante de la doctrina déspota e insultante del chavismo. Y me disculpa el chavista que lea esto pero a pesar de que reconozco su derecho a ser chavista, no creo las bases de su ideología y le guste o no, yo soy tan venezolano como usted.

Si alguien te agrede con groserías mediante una red social, no respondas con otra agresión o mejor dicho: ¡NI SIQUIERA RESPONDAS!, simplemente ignora el intento de provocación que alguien te pone. Para un agresor, el mejor triunfo es que le respondan su agresión con otra más.

Pasando a un nivel más grande, si estando en una concentración te encuentras con personas que te agreden y te insultan, solo ignóralos; mira al frente, mantente con tu grupo y enfócate en lo que realmente estás haciendo; protestando contra los que usan indiscriminadamente el poder.

YA BASTA DE CAER EN EL JUEGO DE LOS QUE NOS QUIEREN CONTROLAR. Si de verdad estamos en una lucha por la paz y la libertad, nos tocará aceptar que siempre, siempre, siempre nos tocará convivir con miles y miles de personas que piensan exactamente lo opuesto que nosotros y justamente de eso trata la libertad.

ESTOY TOTALMENTE CONVENCIDO DE QUE EL RESPETO, A PESAR DE LAS INNUMERABLES DIFICULTADES, EVITARÁ MUCHAS SITUACIONES PELIGROSAS Y EN CONSECUENCIA SE SALVARÁN MUCHAS VIDAS.

Si no tienes cuenta blogger, puedes comentar como "anónimo".

Mi total admiración a todos los venezolanos que se unen a la causa, Venezuela los merece.

22 enero, 2014

Dallas Buyers Club.

Como lo dije en mi anterior entrada: volví para hablar de esta película, la cual me llamaba la atención desde que oí sobre ella a mediados de noviembre del año pasado. Al grano.

Me gusta el hecho de que la película tuvo un reducido presupuesto de cinco millones de dólares, es decir, la totalidad del dinero utilizado para la película equivale a la cuarta parte de lo que actrices como nuestra poco histriónica Kristen Stewart cobran por participar en filmes tales como Crepúsculo. ¿Qué significa eso? que la cosa va por buen camino, ¿por qué? porque los films de bajo presupuesto suelen (no siempre) estar cargados de un compromiso actoral mucho más grande, aún más si se toma en cuenta que el elenco de esta película está conformado por artistas que han participado en películas taquillera, lo que nos da a entender que están en una de estas producciones más  sencillas "por amor al arte" y no por el money, están allí por danzar con esa vena artística y tratar de explotarla ya que, ¡seamos honestos!, un millón de dólares de sueldo (a lo mucho, tal vez fue menos) para Jared Leto es lo que para mi son 50 bolos encontrados de forma fortuita en uno de mis pantalones: una chuchería más.

Dando un breve contexto de la película (para no hacer spoiler), la cosa trata sobre la época en la que el VIH/SIDA fue un "boom" y  preocupación epidémica a nivel mundial; cuando los tratamientos, precauciones y conocimientos certeros sobre el virus eran desconocidos y un seropositivo recibía un trato equivalente al de un leproso en relatos bíblicos. 

El aspecto más relevantes de la cinta es la transformación física a la que se sometieron los actores para hacer sus roles. Matthew McConaughey adelgazó una cantidad de peso impresionante, la suficiente como para interpretar, a la perfección, a un enfermo en etapa terminal. Lo mismo ocurrió con Jared Leto. Sin embargo (y sin ánimos de menospreciar el increíble esfuerzo que seguramente tuvieron que hacer los actores para lucir de esa forma), estos cambios físicos no son tan novedosos hoy en día. Christian Bale hizo algo muy parecido hace justamente 10 años, en su papel para El Maquinista, por aquella época fue muy alabada su transformación física.

El mismo Jared Leto es un experto en cambios físicos abruptos, éste engordó unos 20 kilos y posteriormente adelgazó unos 35 kilos (durante la misma producción) para hacer el papel del asesino de John Lenon (esfuerzo que no le sirvió de tanto, dado que la cinta pasó extremadamente desapercibida). La misma Beyoncé adelgazó una "kilasón" para lo de Dream Girls, así como Anne Hathaway para Los Miserables. Entre este tipo de transformaciones de los actores, mi favorita siempre va a ser la de Charlize Theron en Monster, de mis películas favoritas.

Dallas Buyers Club es buena pero me atrevo a cuestionar un poco la fotografía, sobre todo por el hecho de que le tengo un poco de amor/odio a ese efecto realista de movimiento de cámara (no recuerdo el nombre técnico), muy de moda últimamente. Pero, no sé...me incomoda un poco que abusen de dicho efecto. Me pasó con Los Juegos del Hambre, habían escenas con movimientos de cámaras tan excesivamente "realistas" que rallaban en lo "Parkinson".

Dallas Buyers Club es menos "shockeante" de lo que yo imaginaba pero logra su objetivo: dar una idea de lo que fue el VIH/SIDA en su época de reciente descubrimiento y la polémica de los tratamientos utilizados para entonces, así como de la novedad de los "clubs" clandestinos y (lógicamente) ilícitos que fueron creándose dada la necesidad de medicamentos alternativos y  no científicamente autorizados que calmaran los fuertes síntomas de la enfermedad y que no resultaran tan tóxicos como los tratamientos que sí estaban aprobados pero que, al parecer, carecían de mucha investigación científica y existían, más que todo, por supuesto interés económico de las grandes industria de los fármacos del imperio (soné very chavista con eso último).

-Matthew McConaughey: Excelente trabajo, el típico tejano homofóbico de la clase obrera. Su acento, sus movimientos, la fragilidad de su aspecto físico, la evolución paulatina del personaje; todo suma un compendio de un muy buen trabajo. Todo indica que se lleva la estatuilla.

Dato curioso: Al principio, Brad Pitt y Ryan Gosling fueron los primeros tomados en cuenta para este papel protagónico, pero la "guapura" de ellos no convenció a los directores y productores del film.


-Jared Leto: Como he dicho en mil oportunidades, le tengo mucha fe a su talento actoral desde Requiem for a dream. No es un secreto que Jared destaca por ser un tipo súper andrógino, creo que su papel de travesti no fue una sorpresa para nadie, es algo que va muy de la mano con su personalidad despreocupada y excéntrica. Sin embargo, yo pensé que su trabajo en la cinta iba a ser un poco más "punto de quiebre". El punto de quiebre es un término que utilizan para referirse a esos personajes que, sin ser los protagonistas, agregan a la producción un "nosequé" esencial que hace del trabajo algo exitoso. Es algo así como lo que hace Berta en Two and a Half Men o Jack y Karen en Will & Grace...o Sheldon Cooper en The Big Bang Theory (quien al principio era un personaje de quiebre hasta llegar a convertirse uno de los protagonistas con todas las de la ley).

Bueno,  el hecho es que pensé que Jared Leto y su travestismo serían un punto de quiebre pero no fue tan así. Sin embargo, esto no es su culpa, sino del guión y la producción en general que decidió no darle taaaanto protagonismo como esperé, aún así lo hizo excelente. Eso sí, yo le hubiese agregado más "divismo" a su personaje, más carácter, más "¡tas, tas!" (JAJAJA). PORQUE, SEAMOS HONESTOS: actuar de marico (ojo, digo "marico" en sentido deportivo y "relajao"...mosca con pensar que lo digo de forma despectiva) es la vaina más sencilla del planeta, pregúntenle a cualquier tipo venezolano que después de tres cervezas anda encarnando a la perfección el rol de un travesti. Pero en fin, excelente trabajo...a fin de cuentas, se suponía que era un travesti con una enfermedad en etapa terminal, la cosa tampoco se prestaba para tanto glamour y personalidad "efervescente" (palabra que quisiera nominar como la más gay de la década). Lo más seguro es que el Oscar sea para él dado que ya se llevó el Golden Globe y el SAG award.

Dato curioso: Jared Leto afirma que aún no ha visto la película que le ha valido ya dos premios importantes, dice que espera a que la cinta "madure más" antes de verla. Mmmmm, dude, yo entiendo que tú seas bohemio y excéntrico, pero esto ya me parece un poco rebuscado, ¿cómo puede madurar algo que ya está producido, editado y mostrado?


-Jennifer Garner: Tengo ciertos conflictos con ella. No me gusta mucho, siento que la sobre valoran. Nunca he visto un trabajo de ella en el que yo pueda decir "wow, esta tipa es la que es". En TODAS las películas en las que aparece, INCLUYENDO ESTA, luce igual. Además, ¿por qué nunca le cambian el look?, ¿por qué siempre tiene el mismo aspecto de mujer sencilla, de corte de cabello mediano, de aspecto extremadamente normal?, sinceramente no sentí ninguna diferencia entre su personaje en Dallas Buyers Club y su papel en Como si tueviera 30 o Timothy Green. Su interpretación de doctora imparcial lo pudo trabajr de forma más interesante cualquiera otra, CUALQUIERA. No sé, me imagino a...qué se yo...¿Drew Barrimore? (fue lo primero que se me ocurrió).  Su papel era el de una doctora, su imagen y actuación estuvieron acorde, lo admito, pero por ser precisamente ella, se rompió ese equilibrio de "transformaciones sorprendentes" que ya llevaban McConaughey y Leto, pero bueno, quizás fue la única en acceder a participar en una cinta de presupuesto bajo o era panita del director.


Es una película interesante, hace reflexionar en muchos aspectos sobre el VIH/SIDA, no tanto sobre la enfermedad como tal, sino sobre la evolución de su historia y sobre la percepción que ha tenido la sociedad a través de las últimas décadas, así la controversia que siempre ha existido en cuanto al manejo de las grandes empresas farmacéuticas y los supuestos rumores de que es una enfermedad de la que muchas empresas se han aprovechado de forma muy lucrativa ante la gran necesidad que tiene la población afectada en buscar una solución óptima.

La próxima vez vengo con alguna otra película nominada, puede que sea "Her". Pueden dejar algún comentario como "anónimos" en caso de que no tengan cuenta blogger.

Gracias por leerme, chiquillos "efervescentes".

See you guys later.

19 enero, 2014

American Hustle (La gran estafa americana).

Me encanta la temporada de premiaciones cinematográficas, es un gusto que vengo afinando desde los premios Oscar de 1.997, recuerdo vagamente estar sentado en la antigua casa de mi abuela, frente a uno de esos televisores que tenían antenas como las del Chapulín Colorado y que para cambiarle de canal había que darle vuelta a una especie de válvula que hacía un "crack, crack" al girarla, ¿saben de cuáles hablo?


Bueno, la cosa es que por ese año vi una de las películas que más me han impresionado (bueno, tenía 6 años, cualquier cosa podría impresionarme); El Titanic. La película venía en formato VHS, ohhhhh, ¡qué recuerdos con el bendito VHS! Era un casete que mi papá había alquilado en una tienda que quedaba cerca de casa. Justo después de terminar la película, el casete empezó a reproducir la premiación de los Oscar de ese año (tal vez fue algún cliente ladillado que alquiló la cinta antes y le pareció divertido grabar la ceremonia...o qué se yo). Mamá, papá, la abuela y mis tías, luego de secarse un poco las lágrimas causadas por un Leo Dicaprio hundiendo lento en el atlántico y por una viejita descalza tirando una gema al mar, se fueron a hacer sus cosas y yo me quedé allí, viendo el casete rodar.  

Estaba en primer grado y había aprendido a leer hace poco, así que con todo el esfuerzo que pude, leía los sub títulos que aparecían en la pantalla. Mi hermano mayor (que tenía 9 años para entonces), me había medio explicado que esos eran los premios más importantes de las películas y que allí estarían los actores de El Titanic. Mi ansiedad por ver a dichos actores era tan grande, que me calé como mil horas de ver a Billy Crystal hacer estupideces como maestro de ceremonia con tal de verle el rostro de nuevo a Rose y a toda esa gente. Y no sé, desde allí fui creando un cariñito especial hacia todo el cuento de las estatuillas.

Me gusta toda la controversia política y social que existe detrás de los premios cinematográficos más importantes, creo que se podría escribir una enciclopedia entera con todos los datos curiosos ocurridos a través de los años en temas de Oscars, Golden Globes, BAFTA y los más recientes SAG awards. Trato, cada año antes de febrero, de ver la mayor cantidad de cintas nominadas, incluyendo cortometrajes y documentales. Aunque he tenido años en los que no he podido ver mucho que digamos. Como por ejemplo los del 2011, terminé viendo The Artist casi un año después de la premiación (gracias, Universidad).

Aaaaanyway. Anoche comencé a preparar mi ocio anual de películas nominadas. Inicié con American Hustle por que su marketing ha sido más grande y todos estamos locos por ver a Katniss Everdeen actuando de esposa rubia y borracha.

No soy un crítico de cine y me he pelado más de una vez en mis quinielas de los Academy Awards, pero como este es mi blog y este es mi ocio, aquí van mis críticas a esta producción:

American Hustle (La gran estafa americana o Escándalo americano) me pareció un film bastante bueno. Es de esas películas que no llega a ser la rompe-taquillas de la historia o la trama de la década, pero que definitivamente entretiene y está llena de actuaciones plenamente buenas y consistentes. Me gustó la sencillez de la película. La fotografía (excelente), el vestuario y la dirección artística en general hace que realmente te sientas inmerso en la época setentera; la musíca disco, el vestuario que mostraba las tetas de Amy Adams, Jennifer Lawrence y el pecho peludo de Bradley Cooper (eew).

Amy Adams: muy, muy buena actuación. Lo que me gusta (y no me gusta) de ella es que a pesar de su gran versatilidad como actriz, la dulzura que esa mujer lleva en la mirada hace que sea imposible dejar de verla como la monjita tonta de La Duda, o como la princesa cursi de Encantada. Realmente le tengo mucha empatía a Amy, ha estado nominada como cuatro millones de veces y nada que gana, me gustó que se haya llevado el Globo de Oro, se lo merece.


Christian Bale: Lo gordo, lo viejo, lo setentero, lo pavosaurio; se lo compré todo, excelente. Más de uno no podrá creer que el gordito calvo estafador es el mismísimo Batman. Es de esos actores que luce su capacidad sin un gramo de recato, de los que hace lo que le da la gana con su talento. Este sujeto nació para actuar, lo hace excelente desde El Imperio del Sol (¿a poco no sabías que es el mismo chamito de esa película? surprise).


Bradley Cooper: Estuvo bueno pero....keep holding on, bro. Ya casi, ya casi llegas. No sé si será lo encasillado que lo tengo en las películas de The Hangover, pero aún espero algo más de sus actuaciones. Lo que no tiene duda es que el tipo ya se enchufó en la maquinaria de actores prometedores de Hollywood. Estoy seguro de que se vienen cosas brutales de él para el futuro, pero esta vez no puedo calificarlo más que de un gran refuerzo en la película, muy consistente, más no "wow".


Jennifer Lawrence: Con todo y lo que la amo (y me molesta el hecho de que ahora todos estén enviciados con ella, os juro que estoy obsesionado con su personalidad desde una entrevista que le hicieron hace 3 años por su papel en Winter's Bone. Es mi suprema y la llevo en la mente desde aquel vestido rojo que utilizó en los oscars del 2010, cuando nadie sabía de su existencia *risas*). Bueno, al principio de su participación en el film pensé que "neh, no es para tanto", incluso me incomodaba su tono de voz (como que muy de adolescente para el papel de esposa que estaba encarnando), pero poco a poco me fue atrapando su interpretación y pensé: "no, no la están sobrevalorando, la tipa de verdad sabe cómo se bate el chocolate". Me encantaron sus escenas finales en la película, me gustó demasiado su encuentro colérico y homo-erótico con Amy Adams. Larga vida a Jen-Law, aunque me parece injusto que alguien sea tan exitosa y genial con tan corta edad, ¿se imaginan un segundo oscar y-de paso-consecutivo?


En fin, vean la película. Les gustará si están conscientes de que es una producción dramática, no verán acción ni efectos especiales cotizados. A mi me entretuvo bastante porque suelen gustarme esas producciones que hacen una película entera con poquito reparto, eso te permite crear más empatía o antipatía hacia los personajes.

Hay algo muy curioso que pasa con los Oscars, los Golden Globes, los SAG, los BAFTA, etcétera...y es que: "el hecho de, no implica qué". No por tener nominaciones, una cinta es exclusivamente "arrechísima" (buena), o por no tenerlas la película es mala. 

Hay años nulos en las premiaciones (2011 es uno de ellos, a mi parecer), donde películas y actores se llevan premios simplemente porque tuvieron la suerte de que otros excelentes actores se tomaron un break esa temporada. Por ejemplo, todos queremos y adoramos a Miss Simpatía (Sandra Bullock), pero (a mi parecer, insisto) ese oscar que se llevó por The Blind Side fue más un premio por trayectoria que otra cosa.

En fin, la próxima vez vendré con Dallas Buyers Club, le tengo demasiada fe a Jared Leto desde Requiem for a Dream (justo ahora está cargando la cosa por SeriesYonkis, SÍ, SERIES YONKIS.....kill me, please).

Pueden dejar comentarios como "anónimos" si no tienen cuenta blogger. 

Auf wiedersehen.

30 diciembre, 2013

Dos mil trece.

No quería cerrar el año sin hacer algo por acá. Descuido demasiado este sitio y debería tenerle más aprecio ya que, de hecho, me encanta escribir.

Año dos mil trece: ajjjj (suspiro grande), ¡qué año más interesante!

No quiero exagerar y parecer cursi/intenso pero creo que hasta el momento este ha sido el año más significativo de mi vida. Nunca había experimentado tantas circunstancias en un periodo de tiempo tan corto. Este se me hizo infinito y a la vez fugaz (y ya empiezo a sonar como una canción de Arjona, Zzzz).

En fin, me gustaría desglosar un poco lo que dejó este año en mi vida.

ENERO; Desintoxicación:  Lo admito, este mes lo inicié agotado, exhausto y bastante confundido. Estaba exageradamente sensible como para no sentirme o muy bien o muy mal con todo lo que ocurría a mi alrededor, no había puntos medios. Podía reír como un desquiciado con el chiste del pollito que levantó una pata o podía llorar como una niña menstruando al ver la foto de un perrito abandonado, fui un ser insoportable. Fue el primer año de mi vida en el que mi única resolución constaba en "tratar de no caer tanto" y con ello experimenté una especie de epifanía y me dio por deshacerme de todo (al menos por un rato).

Sólo quería descansar y "recargar baterías" (sí, dormir como si la harina de mis arepas estuviese hecha a base de valium molido). Quería limpiar el desorden que llevaba por dentro (tengo un fetiche con la idea de limpiarlo todo) y no encontré otra forma de limpiar mas que vivir de la manera más simple y básica posible. Me deshice de mi celular, de Twitter, de Facebook, de Whatsapp o de cualquier cosa que me vinculara con cosas que, en ese momento, me hacían sentir terriblemente ilógico. Fueron, aproximadamente 5 o 6 semanas de simplemente leer, organizarme, descansar, escribir, pasar tiempo con mi familia y así, como todo un viejito de 70 años; sin fumar, sin beber, sin salir demasiado...simplemente viviendo en una onda de sencillez que, de hecho, me pareció fenomenal.  Fue un buen mes aunque confieso que hubo momentos en los que me sentía como un adicto al crack en rehabilitación; como si me picara el cuerpo, como si por momentos quisiera salir y hacer mil cosas impulsivas a la vez, por lo que a cada rato tenía que darme 80 cachetadas y decirme: "contrólate, marico triste"

Deshacerte por tiempo indefinido de todo de lo que dependes te hace fortalecer mucho el carácter, todos deberían practicarlo alguna vez con cualquier cosa a la que se sientan aferrados: celular, redes sociales, fumar, etcétera.

Me gustó ese enero, como para empezar a auto educarme, fue como haber emepezado a enseñar a Hulk (poco a poco, paso a paso) a no destruir toda la ciudad cada vez que se golpea el meñique con la pata de la cama. Identifiqué patrones que antes no había notado. Por ejemplo: sé cuántos minutos tardo en tener un momento de ira y sé qué cosas debo evitar para no gritarle a cualquier inocente que se tope con mi mal humor que se vaya al coñísimo de su madre y que lo/la odio por haber nacido. 

FEBRERO; mientras más simple, más bonito todo:  Fue el mes de siempre querer entretenerme hablando de cualquier estupidez. Recuerdo que casi todos los días de ese mes eran para tomar un café, ir por un helado o hacer cualquier cosa que implicara hablar de cualquier cantidad de estupideces. Fue un mes de disfrutar de una gran amistad, fue un mes de conocer a personas geniales que siempre tienen algo qué decir, fue un mes de intentar no estar tan triste. Febrero fue el mes de disfrutar mucho a base de cosas sencillas: como por ejemplo partir una patilla en dos y rellenarla de vodka y beberla con amigos en medio de un jardín y hacer un poco el ridículo frente varias personas. Me encantó mi CD de Bruno Mars, casi me desmayo con mi copia original de los cuentos de Beedle el bardo, regalos realmente significativos.

MARZO Y ABRIL; el + buddha: La espiritualidad, un término totalmente ajeno a la religión. Estos dos meses fueron, enteramente, de introspección. Pude derribar mis propios tabúes al comprobar que la espiritualidad va más allá del culto a una entidad, no se trata de esoterismo o de misticismos extraños. No está precisamente ligado a mudarte a la montaña más alta con el cabello rapado y meditar por horas. La espiritualidad, hablando objetivamente, es la conexión y comprensión total de la propia psicología. Muchas veces se me hicieron medio oníricas y subjetivas esas charlas sobre la sinergia del universo y las energías que van de aquí para allá, fue así hasta que pude ver ciertas cosas desde otra perspectiva. Pero como he dicho antes, uno tiene que derribar sus propias limitaciones. Marzo y Abril fueron de extremo conocimiento interno, a partir de esta época me volví un catador de sentimientos y emociones; un indentificador automático de cosas que influyen positiva o negativamente sobre mi. Siempre había sido pésimo para intuir cosas en mi entorno (no hablo de lo paranormal, hablo de lo cotidiano. Nunca me di cuenta de si, por ejemplo, alguien me odiaba a escondidas, jajaja), nunca fui de los que captaba indirectas o sabía leer entre líneas...supongo que todo aquello se debía a que solía preferir el pragmatismo; lo obvio, lo verificable. Pero resulta que las cosas son más complejas de lo que parecen y hace falta mucho tiempo de reflexión para comprender el por qué de nuestros porque. 

Y no, no me volví un monje en el Tibet; simplemente me atreví a enfrentarme cara a cara con todo lo que hay en la palestra de mi vida. Admito que aquí me dolió percatarme de todas las cagadas que consciente o inconscientemente cometí a lo largo de mi vida pero ha sido sumamente liberador llegar a un punto en el que  comprendes DE VERDAD que ya no tiene sentido darte con un cuchillo en el pecho por cosas que ya pasaron y que pueden quedar perfectamente atrás. Pero sí, definitivamente debes aprender limpiar tu propia mierda para luego poder juzgar la mierda de los demás y créeme que, una vez enfrentados todos tus fantasmas, ya no quedará motivo ni razón para culpar a nadie más por las cosas malas que te han podido ocurrir. Cerrar los ojos (sin dormirte) durante algunos minutos, tratando de no pensar en nada es algo verdaderamente bueno (claro, si lo haces las suficientes veces como para que entiendas el por qué)...inténtalo.

MAYO, JUNIO; duermes en el sur, despiertas en el norte: De la nada y sin mucha anticipación me desperté un día percatándome de que ya vivía solo, que había cumplido 22 años de edad y de que dentro de un año estaría graduado de la universidad. Fueron meses de mera transición a muchas circunstancias divertidas, nutritivas e interesantes. Viajé, reí, hice el ridículo hasta más no poder, conocí, grité, salté...todo un cúmulo de cosas que me demostraron que no se puede postergar la acción de disfrutar de todo lo que ocurre justo ahora. Fue una época vital para comprender que la libertad es más compleja de lo que parece. Libertad no es rebelión, libertad no es hacer y deshacer como si el mundo te perteneciera...libertad es asumir tus propias acciones. Libertad es hacer lo que crees que debes hacer aún cuando hay un batallón de gente atrás que dice que está mal hacerlo. Libertad es ser valiente, más no es ser despreocupado o indiferente. Si la gente comprendiera lo que realmente es la libertad, entenderían cuán esclavos son de sus propias circunstancias.

JULIO, AGOSTO, SEPTIEMBRE; la gente: Esos meses fueron de interactuar hasta más no poder.  De ir a fiestas bizarras pero divertidas al fin, de toparme con gente rara en el sentido "bien" y rara en el sentido de "ew, aléjate, wey". Fue una época de relacionarme, de una u otra forma, con personas tan múltiples como las huellas digitales. Cada persona tiene una historia sumamente interesante qué contar. Aquellos meses fueron de disfrutar de los amigos y de consolidar verdaderas alianzas. Hice de una amistad, una hermandad. Qué genial y qué grande es formar vínculos donde la comprensión, la solidaridad, la aceptación y el compromiso forma parte del menú. Fue una época de aclarar muchos de los verdaderos propósitos en mi vida, fue una época clave para proponerme metas y aclarar muchos puntos importantes. Y sé que suena a horóscopo del Arquitecto de Sueños pero estos meses fueron para empezar a materializar muchos sueños. Fueron meses de caer, levantarme, caerme de nuevo y levantarme otra vez. De verdad, uno tiene que ser terco con eso de levantarse sin importar qué, es imprescindible si se quiere llegar a un lugar. Y sí, es muy tedioso lidiar con el sentimiento de una caída, de un fracaso, de un "hice tanto para nada", pero es que por cada escalón que se baja, se suben tres...y así.

OCTUBRE, NOVIEMBRE, DICIEMBRE; qué fortuna la mía: Independientemente de lo escaso de mi actual relato, este año sucedieron mil cosas que me hicieron crecer a niveles gigantescos. Soy un tipo verdaderamente afortunado. Mis padres y mis hermanos me aman de una forma que no podría explicar en simples párrafos y yo agradezco contar con ellos cada día de mi vida. Mi abuela, mis primos, mis tíos...todos forman parte de mi grupo "cool", ellos son como mi aquelarre (American Horror Story, sal de aquí), ellos son como ese grupo de gente chévere al que quieres pertenecer y, de hecho, perteneces (en este caso mi abuela sería la abeja reina, ella es tan genial que duele no ser así). Este año, como en ningún otro, me encantó estar con ellos porque muchas veces realmente los disfruto más que estar de rumba con mis amigos.

Este fue un año de romper barreras, de aceptar muchas cosas; de no pelearme más conmigo mismo, de comprender a otros, de ponerme en los zapatos de las personas más conflictivas con las que me he relacionado. Fue un año de perdón, de saber llorar, de saber estar triste y de saber ser feliz.

Entre las muchas conclusiones de mi 2013, les dejo estas:

-Cree en Dios, en el universo, en la energía, ¡en lo que quieras!, pero cree.

-Sin dolor no hay madurez, hay que saber disfrutarlo (sí, disfrutarlo). Triste se está, feliz se es.

-Mucha gente le teme a sus propios pensamientos, a asumir su realidad; a mi también me pasó pero luego de un esfuerzo, comprendes que es necesario asumir tu "hoy" para que todo se vuelva placentero y se aprenda a ser feliz de verdad, no genéricamente.

-El amor (de pareja, en este caso) es bonito y único, es respetable y necesario...por eso no puedes pretender conseguirlo en cualquier lugar, como si de una chuchería se tratara. No puedes pretender que otros amen lo que tú mismo(a) no amas de ti. Date un chance, ¿si va?

-Tenemos el derecho a elegir la libertad, pero recuerda que eso implica salir de la zona de confort y asumir todas las consecuencias. La libertad plena es (a mi parecer) la referencia más alta de lo que es vivir con verdadero propósito. La libertad es mental, no existe otra y obtenerla implica compromiso y uno que otro golpe, no te voy a mentir.

-Si la vida te dio una buena familia, atesórala como el patrimonio más importante que se te ha dado en esta vida, agradécele a esas personas lo que significan para ti; ámalas, acéptalas, conócelas, vincúlate más con ellos. Si por cuestiones de la vida, la familia en la que naciste está llena de gente que sólo te hace daño y que no sabe el valor del amar incondicionalmente, entonces no mires hacia atrás y sin remordimientos procura crear tu propia familia (conformada por amigos, por tu pareja, por tus futuro hijos, etcétera), una que esté llena de verdadera bondad y trabajo en equipo.

-Sabrás qué tan verdadera es una amistad cuando llegue el momento de tener diferencias; es allí donde se hace cuantificable el valor del vínculo que tienes con alguien, es allí cuando sabes qué tan buenos amigos son los que están a tu alrededor o qué tan buen amigo eres tú (porque uno también la caga burda). La mayor parte de las veces comprenderás que compinches del alma hay muchos pero que la amistad es un compromiso más grande que reír y joder. Y así como recibes, debes saber dar (y viceversa). Amistad es un vínculo tan importante como la familia o el noviazgo.

-Eres una vaina demasiado genial y chévere en esta vida, pero tienes que creértelo para que así sea.

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¡LES DESEO UN FELIZ 2014! pero feliz de verdad-verdad, pues.

09 febrero, 2013

Eres agua, déjate correr.

Antes que todo, con el título de mi entrada ya veo a mis mejores amigos diciéndome: "¿Déjate correr? Will, ya te volviste escritor erótico". En fin.

Soy un tipo de analogías, me gustan demasiado. Me paso el tiempo encajando una situación con otra. Hoy estaba en el patio de mi casa y simplemente me quedé estático, embobado por un buen rato mientras veía caer las gotas  que salían de un grifo. Fue una imagen bonita, admito que me relajó. Inmediatamente la parte de mi cerebro que hace analogías empezó a lanzarme flashbacks de todo lo que ha sido mi vida en los últimos 4 o 5 años. 

Si de algo estoy seguro hoy en día es que uno de los principales ingredientes de la infelicidad es la auto-resistencia (ni siquiera sé si la palabra existe pero creo que puedo llegar a explicarme). Gran parte de nuestra vida se va en luchar contra nosotros mismos; contra lo que somos, lo que pensamos y lo que queremos. La satisfacción de ser quien somos AHORA nunca llega porque vivimos anclados en la idea de que seremos felices cuando logremos hacer "esto o aquello" y así olvidamos vivir un presente lleno de TANTAS cosas buenas. Simplemente nos rehusamos a disfrutar por estar enfocados en delirios que están lejos de la realidad y que difícilmente nos proporcionen ESO que realmente necesitamos.

Por eso, hoy, quisiera compartir mi analogía: somos agua; o mejor dicho, somos gotas. Bajo ningún concepto quiero que esto se parezca a una historia barata de libros de auto-ayuda y mucho menos me la quiero tirar de Buda o Aristóteles pero definitivamente hoy creo que no somos felices porque no aceptamos lo que el presente nos ofrece. 

Como todos sabemos (incluso si raspaste Química tres veces seguidas en el bachillerato), el agua se presenta en tres estados: sólido, líquido y gaseoso, dichos estados van a depender de la temperatura a la que el agua esté sometida. Entonces, supongamos que somos una gota de agua y estamos en un charco situado en la ciudad de Maracaibo a unos treinta y nueve grados ¿qué nos queda?, pues, evaporarnos; pasar a un estado gaseoso y flotar por el mundo hasta condensarnos en una nube y caer como lluvia o trozos de hielo en cualquier parte del globo. 

Mi punto es: somos gotas y hay circunstancias que no podemos controlar ni manipular, dichas circunstancias pueden verse representada por esa temperatura que, aunque quisiéramos, no podríamos alterar. Es aquí donde entra el tema de la resistencia, muchas veces en la vida queremos tanto algo que se nos olvida tomar en cuenta los hechos de nuestra vida actual. A veces somos una gota en un charco en Maracaibo y somos infelices porque estamos obstinados y obsesionados con la idea de ser un copo de nieve en New York City. Se nos olvida que, por el momento, no nos queda otra que disfrutar de ser agua y esperar a que el tiempo y la naturaleza hagan su trabajo. Ciertamente hay balances y equilibrios a tomar en cuenta, en ningún momento sugiero que nos quedemos inertes sin hacer nada y esperar que otros hagan el trabajo por nosotros, sino que, muchas veces tenemos que ser sumamente realistas y objetivos y entender EN DÓNDE ESTAMOS Y CON QUÉ PODEMOS TRABAJAR. 

Todos tenemos el derecho (y el deber, según mi punto) de soñar tan alto como podamos, limitar nuestros sueños sería la peor esclavitud...PERO (siempre hay un pero), estaríamos cagando nuestra corta presencia en este mundo si nos permitimos ser infelices por el mero masoquismo de no entender las grandes cosas que nos rodean HOY. 

Hay una sola cosa segura en este mundo y eso es EL CAMBIO. Nunca, nunca, nunca podremos luchar contra él y es por eso, mis estimados, que debemos aprender a disfrutar lo que tenemos hoy. Me aludo tremendamente en estos párrafos porque siempre he tenido esa tendencia a no sentirme satisfecho hasta ver cumplidas determinadas metas, entonces me encierro en una atmósfera de pesimismo y me llevo mil tortazos, me destrozo y luego, después de haber quedado bien moreteado, comprendo que las cosas negativas me suceden por querer resistirme a mi mismo, por no querer dejarme llevar, aunque sea una vez, por lo que me rodea en el presente.

Debemos creer y luchar por nuestros sueños...pero asumo que nada de eso vale la pena si no aprendemos a ser felices y plenos en el proceso. Nuestras metas son un gran indicativo de nuestras ambiciones y de nuestra capacidad pero depender de ellas para ser felices no puede ser el camino porque, a veces, terminamos descubriendo que lo que creíamos querer...no era lo que en realidad necesitábamos.

Las personas más plenas son aquellas que llegan a comprender que nada se mantiene igual para siempre, son aquellas que aceptan que la vida es cambiante y que si hoy estamos en un charco, mañana estaremos en una nube.

Somos agua por tres razones:

1) El 70% de nosotros es agua, así que, casi literalmente SOMOS AGUA (duh).

2) No es casualidad que el agua sea el elemento más vital del mundo, sin ella, estaríamos jodidos sin importar las riquezas que tengamos, ¿y quién es el elemento más vital de tu mundo? TÚ.

2) Nosotros, al igual que el agua, estamos sujetos, IRREVOCABLEMENTE, a ciclos de constante cambio.

Conclusión: disfruta de ser una gota en un charco, río o mar, allí seguro vivirás momentos irrepetibles, conocerás cosas nuevas y, ¿por qué no?, de vez en cuando puede que sientas las pisadas de quienes van caminando por esos charcos pero, cuando menos lo esperes, no tendrás otra alternativa más que convertirte en vapor y andar flotando por el mundo hasta seguramente termines al otro lado del mundo en forma de muñeco de nieve.

Si hoy eres hielo, no luches contra ello porque terminarás derretido, desvanecido. Si eres vapor, no te resistas porque pasarás de las nubes y terminarás perdido. Si eres agua, se feliz con ese hecho o terminarás perdiéndote de lo mejor que hoy te ofrece la vida.

Creo que esta es la primera entrada que publico este año.

¿Qué tan de mal gusto sería desear feliz año en Febrero?

See you guys later.

13 diciembre, 2012

Despecho literario.

No sé si me crean pero llevo más de un año con el título tentativo de esta entrada. Tengo una mala costumbre y ésta radica en que a veces cargo con TANTAS ideas que no ejecuto ninguna. En serio, llevo aproximadamente 70 artículos por publicar y que nunca he tomado el tiempo necesario de pulir antes de postear. Y sin ánimos de sonar arrogante, todas tienen algo muy interesante qué decir.

Despecho literario: me encanta, es lo más cerca que hay (para mi) al verdadero amor. Nunca fui una persona normal, y no es que me esfuerce en ser "diferente" sino que simplemente las circunstancias y todas las situaciones conspiran para que yo viva mis patrones de vida de manera atípica, extraña, diferentísimo a lo que debería ser. El precio que hay que pagar por no ser una persona normal es que, a veces (muchas veces)...se es patéticamente diferente (risas).

Mi punto es: la primera vez que sentí amor, que me ilusioné, que me despeché y que tuve que superar algo fue...con un libro. Correcto, mi primer romance fue con una compilación de hojas, 400, aproximadamente, de tapa dura y color amarillo, lo recuerdo.

Todo comenzó un primero de enero, tenía yo como 12 o 13 años. Siempre había estado acostumbrado a leer cosas que me encantaban, que estimulaban mi imaginación pero nunca algo que me dejara un sentimiento parecido al de estar enamorado. Ese día estaba aburrido, todo el mundo se fue a pasar la resaca de año nuevo a quién sabe dónde y me dejaron solo en casa, a merced de las sobras del pan de jamón y de las hallacas de la noche anterior. De la nada, entre el aburrimiento y el fastidio de las películas domingueras de Venevisión y TNT, me dio por buscar algo relevante qué hacer, quizá leer algo más "maduro" y pensé que el hecho de que fuese primero de enero era excelente para emprender dicha tarea.

Rebusco en la biblioteca de la casa todos aquellos libros sobrios de papá y por allí veo "100 años de soledad", siempre había escuchado sobre la historia pero nunca me interesó lo suficiente como para querer entenderlo. Comienza la faena y me obligué a leerlo. Las primeras 30 hojas fueron una pesadilla, no entendía qué estaba haciendo yo allí, no entendía por qué mejor no me iba a jugar a la calle con el monopatín que me trajo el Niño Jesús en lugar de leer estupideces que ni siquiera comprendía del todo...y luego, la historia comienza a tomar sentido. El libro me coquetea, me intriga y me atrapa por completo.

Era la primera vez que veía las palabras "puta", "tetas de perra", "mierda" en un libro, se me hacía increíble que oraciones llenas de adjetivos y sustantivos tan vulgares pudieran darle un sentido tan artístico a una historia. Recuerdo que tardé como dos semanas para poder terminar de leerlo todo (por aquella época era un material un poco pesado para mi, por eso fui lento)...pero creo que fue el mejor noviazgo que he podido tener.

Éramos mi libro y yo, no me interesaba más nada. En el colegio sólo esperaba que llegara el momento de llegar a casa a besuquearme intelectualmente con aquel libro amarillo, aquello significaba pasar mi tarde impregnado de gitanos, de Macondo, de los Buendía, de peces de oro...etc, etc, etc. Mi relación iba perfecta, todo estaba en orden, incluso recuerdo que fuimos a la playa (un viaje familiar) y la pasamos excelente.

De pronto, llegó el día, ese en el que me di cuenta que no quedaban más de 50 páginas para decir adiós. Ya nada tenía sentido, realmente no existía una segunda parte, de verdad todo iba a acabar y yo no estaba preparado. La últimas hojas me las saboreé tan despacio que parecía que cada hoja se leía en una hora. 

El final llegó, el libro terminó, ya nada tenía sentido. Ruego que me crean cuando digo que me sentía destruido. El final de la historia me pareció épico, perfecto, indicado. Me sentía complacido de haber leído  todo aquello pero no entendía por qué se había acabado, por qué el libro no era eterno, por qué no le hicieron tantas secuelas como a los de Harry Potter. 

Pasé por todas las etapas de duelo, primero estaba en negación y revisaba todos los foros y chats que dieran información y curiosidades sobre el libro, no podía desengancharme. Luego vino la culpa, pensaba que tal vez lo había leído muy rápido, que no me di el suficiente tiempo de digerir todo el argumento, vino la rabia de no conseguir un libro igual y un día...la resignación de que ya, el libro acabó y más nunca leeré uno igual. 

Estuve semanas asociándolo todo con el libro, buscando un olor que se asemejara al de aquellas páginas algo amarillentas, haciendo árboles genealógicos de la descendencia Buendía, buscando a Remedios, La Bella volando por el cielo. El libro aún sigue teniendo el mismo aroma, me encanta toparme con él de vez en cuando y recordar aquellos tiempos.

Fue realmente divertido darme cuenta que mi primer despecho, mi primer mal de amores lo viví por un libro. Supongo que ya no me avergüenza admitir que aprendí con un libro lo que los niños normales aprendieron teniendo noviecitas.

-Aprendí que los mejores libros llegan cuando no los buscas, un día aparecen y, sin darte cuenta, te enganchan.

-Aprendí que siempre habrán libros que nunca, nunca te cansarán. Puedes alejarte de ellos pero siempre volverán de alguna forma para recordarte lo bien que fue leerlos.

-Aprendí que, nos guste o no, los libros culminan y simplemente hay que pasar, literalmente, la hoja. 

-Y supongo que, la única forma en la que estará bien ser un promiscuo será teniendo romances con muchos libros, uno detrás de otro.

La vida es muy corta como para leer un sólo libro, hay millones de ejemplares esperando por ser leídos, disfrutados.

Finalmente, un libro es bueno cuando te deja esa sensación nostálgica durante días, en los que quieres más y sabes que no podrás porque ya las letras se acabaron. Nada como un buen despecho literario.

¿Les ha pasado?

Will Mujica.

11 diciembre, 2012

La fé, las religiones y el "Yo"

Es un tema cliché y a la vez tabú, lo sé. Sin embargo siempre he querido redactar algo al respecto. Es un tema con tantos, TANTOS matices que suele dar pereza escribir algo al respecto, sin embargo tengo unas cuantas ideas específicas y concretas.

He sido criado en un ambiente con costumbres muy católicas, la fé de mi madre y de mis abuelas es algo admirable. Me complace decir que ellas nunca nos obligaron a ir a una misa o a rezar porque sí; nunca nos dijeron que Dios nos castigaría o que los ángeles nos miran mientras nos masturbamos para irle con el chisme a Dios.

Mi madre siempre ha trabajado la fé de una forma, que según yo, resulta espléndida. Es como si llevara el budismo al catolicismo. Mamá se concentra, se desconecta del mundo y por un instante, cuando ora, ella y su fé son los únicos en la faz de la tierra. Ella dice que se trata de Dios, yo le digo que se trata de ella. Mamá es la antítesis de todas aquellas señoras que viven metidas en una iglesia y que aún así el corazón les descansa en hielo y egoísmo. Por muestras de fé como las de mi madre y mis abuelas es que yo sigo creyendo que, a pesar de toda la gran cantidad de errores e injusticias que cometen las iglesia, es una institución que, a su forma, puede ofrecer una estabilidad a quien sabe cómo acudir a ella.

Mamá me hizo estudiar toda la vida en un colegio Adventista, ella siempre ha pensado que la pluralidad y el contacto con religiones diferentes hace que nuestra mente se expanda y sea más tolerante, no se equivocó del todo. Me crié en un colegio en el que Jesús era el centro de la vida, en donde se debía orar y cantar coritos cristianos antes de cada clase (incluyendo matemáticas, al mediodía, con hambre y calor larense). Creo que, sin querer, eso influyó mucho en mi. Crecer rodeado de reglas, religiones, iglesias, formas de adorar y cantar te hace ver la vida desde una perspectiva diferente, a veces buena, a veces mala.

Salir de las 4 paredes de mi colegio y encontrarme con una sociedad completamente abierta fue una experiencia muy interesante. Mudarme a una ciudad y estudiar en una universidad tan plural fue un shock muy agradable. Entender que no todos creen en algo, que Dios a veces es más odiado que amado, que las iglesias cada vez tienen menos reputación entre las nuevas generaciones el algo que te abre la mente.

Nunca fui fanático. Me considero cristiano, mi relación con la entidad llamada Dios es algo muy particular, muy mío, muy poco descifrable para quien no es yo y eso me gusta. En los últimos años me he dado la libertad de cuestionar a Dios y no porque tenga algo contra su existencia, ya que mi vida ha sido buena, sino porque tengo un cerebro que cada día se deteriora un poco más, los días del ser humano en la tierra son un segundo y no podemos permitirnos desperdiciar tiempo y dejar pasar la oportunidad de explorar todo aquello que nuestro cerebro puede alcanzar.

Mi teoría más reciente: Dios soy yo, así es. Hace más o menos un año llegué a la conclusión de que el factor "Dios" no es más que una proyección de nosotros mismos. Por alguna razón, la estabilidad emocional del hombre depende, en parte, en creer en una entidad superior que tiene más voluntad que uno mismo, es más cómodo y menos temerario estar a cargo de  un ser superior y aunque suene criticable es algo completamente lógico. Y sin darnos cuenta, creamos a un ser superior que surge de nosotros. Cuando algo sale bien, agradecemos a Dios, cuando algo sale mal, le recriminamos a Él pero, ¿no se han puesto pensar que todo ese agradecimiento o repercusión es hacia nosotros mismos?. Decir: "Gracias Dios, porque me has ayudado a graduarme" es decir: "Gracias, Will, porque trabajaste duro hasta conseguir el título"....decir: "¿Por qué, Dios?, ¿Por qué permitiste que perdiera mi trabajo?" es decir: "¿Por qué, Will?, ¿Por qué no fuiste más proactivo y dejaste que otro te tumbara el cargo?"

Con esto no quiero decir que Dios no exista, para mi la existencia de un ente abstracto sigue y seguirá siendo una opción. Aún me presigno para sentirme seguro y aún hablo con un señor de barba, muy parecido a Dumbledore.

El punto es: nuestra mente es poderosa, nuestro cuerpo es tan complejo e inteligente. Como seres humanos tenemos tanto derecho a creer en lo que queramos.

La espiritualidad no siempre va de la mano de la religión, pero, a veces, buscar una forma adecuada de adorar nos conecta con nosotros mismos. Plantéate por un segundo la posibilidad de que eres Díos y pregúntate si te estás adorando como lo mereces, analiza si te recriminas más de lo que te agradeces, si cuidas tu "templo" y si eres el guía de tu vida, porque en caso de no estar proporcionándote el valor celestial justo, estás siendo egoísta con Dios... por lo tanto contigo mismo (si nos apegamos a mi teoría) y al final, estás desobedeciendo todas las reglas del buen autoestima.

Durante años he conocido a fanáticos, a ateos empedernidos (que pueden llegar a ser más tediosos que un cristiano intenso), a personas espirituales que nada tienen que ver con la religión...en fin, a tantas personas que han explorado formas de conectarse con eso que no tiene forma, nombre, sentido.

No creo en vírgenes ni santos, pero siempre mostraré respeto hacia ciertos símbolos porque me recuerdan a mis abuelas, quienes siempre apartaron parte de su tiempo diario para rezar un Ave María en mi nombre, por mi salud, por mi futuro. Una de ellas falleció hace casi dos años y con ella se fueron muchos de los momentos más felices de mi vida. Recuerdo a mi abuela, enferma y en sus últimos momentos tomar mi mano, besar mi frente y decir "amén", la recuerdo haciendo un gran esfuerzo por articular su voz  para poder hablar, mirándome a los ojos y repitiendo: "Que el ángel de Dios siempre te proteja"...y para mi, señores, eso es Dios.

A veces me aburre ir a misa, pero siempre que tenga que ir lo haré con la mayor humildad posible, porque por más fuera de época que me parezcan algunos sermones, allí se encuentra el recuerdo de una familia que siempre ha tenido fé y ha creído que allí se puede conseguir cosas buenas.

He conocidos dos matices, he sido muy cristiano, he sido muy apático, he sido muy mixto, he sido muy desprendido. Tantas formas, tantas preguntas, tantos conceptos sobre esa esfera llamada fé, religión, Dios...YO.

Aún estoy en la búsqueda y eso es un estimulante excelente para el cerebro. Siempre he sabido que no me voy de esta tierra sin asistir a un culto buda, judío, cristiano protestante e indú. Si algo agradezco de mi conexión con todo esto es que puedo asegurar que a veces no hay nada más liberador que cantar alto y sentir por un momento que hay algo superior que tiene más control que tú.

Puedo asegurar que todo el Rivotril y los ansiolíticos del mundo quedan cortos cuando en un momento de desesperación nos atrevemos a decir: "Dios, no he creído mucho en ti pero si realmente existes, no dejes que pase (equis) circusntancia"

Mi invitación es a explorar, abordar, discernir, discutir, analizar. 

Si eres muy cristiano, no temas en cuestionarte algo respecto a lo que crees, eso no te hace pecador. Si eres muy agnóstico, no temas en parecer menos inteligente por sentirte tentado, en algún momento, a creer en algo que la ciencia ha demostrado que muy posiblemente no exista. 

Negarnos a expandir nuestras ideas es como negarnos a tener un orgasmo, es privarnos de un gran placer porque simplemente nuestros tabúes tienen más control que nosotros mismos.

No sé qué cantidad de incoherencias he puesto esta vez, pero espero que me hayan captado más o menos, pueden dejar cualquier opinión, si no tienen cuenta blogger, pueden postar en calidad de "anónimo".

Will Mujica.