12 agosto, 2011

SOBRE ANA FRANK.

Tercera publicación incrustada en este rinconcillo personal.

Particularmente, esta entrada me ha hecho invertir cierta cuota de tiempo en el análisis y en la correcta plasmación de las ideas que este tema ha ocasionado en mí. Este mes lo he dedicado (de manera programada y meticulosa), al hábito total de la lectura. Quise darme el regalo de leer todos aquellos libros que la universidad y demás responsabilidades no me habían dado tiempo de disfrutar. He comprado varios libros, cosa que se me hace equivalente a lo que siente un niño cuando compra los juguetes que siempre ha querido tener. En fin, en mi programación decidí comenzar con El Diario de Ana Frank.

Siempre había escuchado su nombre, sobre su diario y la trama que éste desenvuelve pero nunca, hasta hace pocos días, me había animado a leer esta recopilación de cartas.

Ana Frank fue una chica nacida en Alemania, en el seno de una familia judía. Éstos tuvieron que huir de la persecución nazi, emigrando a Ámsterdam, Holanda. Los alemanes llegaron a penetrar allí también, por lo que Ana, su familia y otros cuatros miembros, se vieron forzados a esconderse durante casi dos años y medio. No es un secreto (y tampoco hago spoiler al mencionarlo), que los ocho escondidos en “La Casa de atrás”, fueron descubiertos, enviados a campos de concentración y asesinados cruelmente (a excepción del padre de Ana Frank), pocos días antes de que los aliados llegaran para salvar el pellejo de ellos y de las miles de víctimas de la horrible persecución nazi.

Durante su clandestinidad, Ana asentó en su diario un minucioso y muy interesante registro sobre sus días escondida. Es decir, El Diario de Ana Frank es simple y llanamente un diario como el de cualquier persona.

La familia de Ana pertenecía, digamos, a la clase media-alta del círculo judío en el que desenvolvían. Tenían bonitos muebles, sus hijas iban a buenos colegios y nunca faltaban juguetes y vestidos nuevos.

Ana recibe su diario el día de su cumpleaños número trece, cosa que la tenía emocionada. Me llamó la atención la forma en la que esta niña, quien decía tener gran necesidad de una "verdadera amiga", se inventa a Kitty; personaje ficticio a quien refiere todas las cartas escritas en su diario personal.

Ana, demuestra ser una chica con una seguridad de hierro y una capacidad de análisis impresionante. Ni hablar de su madurez, autoestima, confianza, inteligencia intelectual y emocional. En algún momento llegué a pensar que ella tal vez llegó a tener matices de una persona un poco creída y engreída pero siempre deseosa de mejorar personalmente, de llenar sus vacíos emocionales y crecer como persona.

“…Y me gustaría pedirle a Dios que me diera otro carácter, uno que no haga que la gente siempre descargue su furia sobre mí.”

La parte interesante comienza cuando Ana describe las limitaciones que poco a poco se le iba imponiendo a la comunidad judía. Ella comenta que debían portar una estrella de David de manera obligatoria, para que se supiera quiénes eran judíos. No tenían permitido visitar ciertos locales comerciales y solo podían caminar o montar sus bicicletas para trasladarse, ya que se les prohibió el uso del transporte público, y a su vez, el disfrute de carros propios.

El movimiento contra los judíos se hace más fuerte y llega el momento en el que Ana y su familia deben escapar para no ser enviados a los campos de concentración, donde los esclavizabas, los exponían a enfermedades mortales y los asesinaban en cámaras de gas.

“Hemos vuelto a tomar consciencia del hecho de que somos judíos encadenados, encadenados a un único lugar, sin derechos, con miles de obligaciones. Los judíos no podemos hacer valer nuestros sentimientos, tenemos que tener valor y ser fuertes, tenemos que cargar con todas las molestias y no quejarnos, tenemos que hacer lo que esté a nuestro alcance y confiar en Dios. Algún día esta terrible guerra habrá terminado, algún día volveremos a ser personas y no solamente judíos.”

El padre de Ana tenía tiempo acondicionando un escondite en el que su familia y otros cuatro miembros pudieran estar cómodamente mientras la guerra cesaba. Dicho escondite estaba ubicado en la parte de atrás de su fábrica, lugar del que nadie sabía, a excepción del dueño y sus empleados de confianza. El escondite fue bautizado por Ana y los demás como “La Casa de atrás”.

El Diario de Ana Frank ofrece una descripción bastante minuciosa de la Casa de atrás. Llega un periodo en el que el lector puede llegar a sentirse realmente familiarizado con esta casa, ya que forma parte esencial durante el desenvolvimiento del diario.

“¡Imagínate lo interesante que sería editar una novela sobre «la Casa de atrás»! El título daría a pensar que se trata de una novela de detectives. Pero hablemos en serio. Seguro que diez años después de que haya acabado la guerra, resultará cómico leer cómo hemos vivido, comido y hablado ocho judíos escondidos.”

La II Guerra Mundial ha dejado una marca realmente profunda en la historia de la humanidad. Muchos relatos han sido contados y cada uno aporta un punto de vista interesante. El Diario de Ana Frank refleja la difícil situación a la que muchas familias se vieron expuestas debido a la terrible persecución de la Alemania nazi, pero también consta de la vida de una chica increíble que tenía un tremendo potencial y que pese a su corta vida, casi inconscientemente, dejó una importante huella en la historia de los que vivieron en carne viva esta masacre.

Las vivencias de Ana Frank no se centran, en su mayoría, en los campos de concentración, pero cuentan la forma en la que una familia culta y que solía vivir bien acomodada, se acostumbra a la paulatina degradación de su nivel de vida, cosa que debió ser realmente duro. No sé si yo podría resistir tanto tiempo encerrado con 7 personas de tan difícil personalidad, sin la opción de poder tomar aire fresco y arriesgarme a morir en el intento.

“Papá, mamá y Margot me son indiferentes de tanto en tanto, y yo deambulo por las habitaciones, bajando y subiendo las escaleras, y me da la sensación de ser un pájaro enjaulado al que le han arrancado las alas violentamente y que en la más absoluta penumbra choca con los barrotes de su estrecha jaula al querer volar. Oigo una voz dentro de mí que me grita: “¡Sal fuera, al aire, a reír¡”. Ya ni le contesto; me tumbo en uno de los divanes y duermo para acortar el tiempo, el silencio y también el miedo atroz, ya que es imposible matarlo.”

Una de las cosas que me gustó de este diario fue su tendencia a expresar situaciones de inocente humor. Es posible apreciar una época conservadora en la que los primeros matices de modernidad irradiaban y empezaban a romper tabúes. A mi parecer, Ana Frank fue parte de una generación que se atrevió a cambiar los paradigmas de lo que se creía correcto, su diario es muestra de sus más sinceras opiniones sobre temas muy cerrados para la época (educación sexual, situación de la mujer en el mundo, relaciones amorosas y otros).

La descripción que Ana le da a los personajes que integran su vida son sinceras y a menudo bastante graciosas. Cada miembro poseía un carácter bastante peculiar. Para hacer un pequeño resumen yo concluí lo siguiente sobre cada uno:

Ana Frank: Chica con gran madurez, bastante histriónica y con mucha personalidad. Muy adelantada para su edad, algo imprudente y rebelde para la época.

Señor Frank: Hombre centrado, humilde, excelente padre de familia, lleno de valores y con gran poder de conciliación.

Señora Frank: Una madre menos conservadora de lo habitual, adepta a las nuevas y modernas formas de educación pero suele ser emocionalmente fría con su familia. Sin embargo, una buena mujer. Ana se debate muy constantemente sobre su relación con la madre.

Margot (hermana de Ana): Chica muy inteligente, perfeccionista, naturalmente reservada, altruista y educada. Ejemplo de lo que muchos consideran “una hija perfecta”. En lo personal, me gustaba mucho lo que ella representaba, aunque a veces le creara a Ana un gran complejo de inferioridad.

Señor y señora van Daan: Lo más parecido a dos personajes de una comedia de televisión. Bastante insoportables, curiosos y egocéntricos. La señora van Daan es particularmente narcisista, sedienta de atención y manipuladora.

Peter van Daan: Chico con problemas de autoestima, muy tímido pero inteligente. El personaje menos resaltante pero a la vez muy relevante en la vida de Ana Frank.

Señor Dussel: Hombre de mediana edad, bastante egoísta y mal agradecido. De esas personas que uno generalmente llega a aborrecer.

Miep Gies, Bep Voskuijl, Kleiman y Kugler: Para mí, simbolizan el compromiso, la solidaridad y la verdadera amistad. Fueron las personas encargadas de mantener escondidos a los 8 judíos, de proveerlos de alimentos y de cubrir otras necesidades, arriesgando todo el tiempo sus propias vidas.

Otro aspecto interesante del libro, es la gran diferencia entre la educación impartida en aquel tiempo en comparación a la de hoy, aunque supongo que la clase social de esa familia (y su entorno) eran un factor transcendental para su comportamiento. Se puede llegar a pensar (o al menos yo lo hice), que Ana sólo enfatiza lo negativo de cada persona, pero recordemos que la función psicológica del diario fue ideal; servir como filtro de desahogo a todo lo que la dura convivencia ocasionaba en Ana Frank y en el resto de los escondidos.

En el diario, Ana suele señalarse como la incomprendida, cosa que considero una respuesta normal y automática en todo adolescente, sin embargo, ella también fue motivo de mucha discordia en la convivencia de estas siete personas. Su vivaz rebeldía ocasionaba (intencionalmente en muchas ocasiones) la alteración del “espíritu conservador” de los que habitaban la Casa de atrás.

“Antes, en mi casa, cuando aún no pensaba tanto, de vez en cuando me daba la sensación de no pertenecer a la misma familia que Mansa (mamá), Pim (papá) y Margot, y que siempre sería una extraña. Entonces, a veces me hacía la huérfana como medio año, hasta que me castigaba a mí misma, reprochándome que sólo era culpa mía el que me hiciera la víctima, pese a encontrarme tan bien en realidad. A eso seguía un período en el que me obligaba a ser amable”

La época en la que Ana Frank vivió me hace entran en cierta disyuntiva. El libro me hizo reflexionar acerca de lo que pasaría si la sociedad de aquel entonces se hubiese permitido ser un poco más liberal y dejar que chicos como Ana pudieran, por ejemplo, leer libros "para adultos" (literatura un poco más madura) en vez de forzarlos a limitarse con un contenido que sus mentes ya consideraban insípido. Por otro lado, hoy en día los jóvenes tenemos acceso a CUALQUIER tipo de información y lo que menos se hace es tomar un libro, a menos que su contenido sea pornográfico. Tal vez regular correctamente el contenido que llega a los ojos del menor puede ser un acto oportuno y necesario, siempre y cuando no se llegue al punto de la sobreprotección extrema, ocasionando que el niño o niña no explote el potencial de sus capacidades y se convierta en una persona insegura y dependiente.

La forma en la que los momentos divertidos podían resumirse a la creación de poemas y a sencillos juegos entre los miembros de la Casa de atrás me pareció un aspecto cautivador. Es posible notar que las mentes eran más sanas, y a la vez, mas sedientas de cultura. El diario demuestra que la sencillez sí puede ir de la mano con una mente compleja y llena de conocimientos. Opino que este diario es apto para cualquier persona con deseos de explorar una de las miles de perspectivas que surgieron a partir de la amenaza de los nazis. Particularmente pienso que el diario de Ana Frank puede ser muy bien asimilado por chicas en etapa de adolescencia. Se puede decir que es adorable la manera en la que Ana enfrenta y acepta las satisfacciones le traía ser mujer, de manera física y psicológica.

“Me parece muy milagroso lo que me está pasando, y no sólo lo que se puede ver del lado exterior de mi cuerpo, sino también lo que se desarrolla en su interior. Justamente al no tener a nadie con quien hablar de mí misma y sobre todas estas cosas, las converso conmigo misma. Cada vez que me viene la regla -lo que hasta ahora sólo ha ocurrido tres veces- me da la sensación de que, a pesar de todo el dolor, el malestar y la suciedad, guardo un dulce secreto y por eso, aunque sólo me trae molestias y fastidio, en cierto modo me alegro cada vez que llega el momento en que vuelvo a sentir en mí ese secreto.”

Una de las cosas que hacen curioso este caso, es que Ana tuvo la difícil suerte de vivir toda esta situación justo cuando cumple los 13 años, edad en la que las hormonas nos hace tan susceptibles hacia casi cualquier cosa. Debo decir que hay partes del libro en el que Ana expresa sus inquietudes respecto a la sexualidad y la exploración de la misma. Ella opina que los padres no deberían dejar que los hijos averigüen por su cuenta los detalles de las relaciones sexuales y que, sin tapujos, éstos deben explicar cómo ocurre todo. Dicha forma de ver las cosas demuestra que Ana pensaba, no sólo de manera más madura que la gente de su edad, si no con una mentalidad más abierta y avanzada que la gente de su época.

“Si una madre no le cuenta todo a sus hijos, éstos se van enterando poquito a poco y eso no está bien.”

El diario de Ana Frank es una evidencia total, documentada y sin censura del proceso de crecimiento; sobre el constante desarrollo físico y mental y de cómo dejamos de ser niños y pasamos a ser meros animalitos sexuales…quise decir, adultos.


“Inconscientemente, antes de venir aquí ya había tenido sensaciones similares, porque recuerdo una vez en que me quedé a dormir en casa de Jacque y que no podía contener la curiosidad de conocer su cuerpo, que siempre me había ocultado, y que nunca había llegado a ver. Le pedí que, en señal de nuestra amistad, nos tocáramos mutuamente los pechos. Jacque se negó. También ocurrió que sentí una terrible necesidad de besarla, y lo hice. Cada vez que veo una figura de una mujer des¬nuda, como por ejemplo la Venus en el manual de historia de arte de Springer, me quedo extasiada contemplándola. A veces me parece de una belleza tan maravillosa, que tengo que contenerme para que no se me salten las lágrimas. ¡Ojalá tuviera una amiga!”

De igual forma y por alguna razón, este libro me hizo analizar que las mujeres aman encarecidamente a un hombre, no porque éste haya para merecer un amor de gran magnitud, sino porque es parte de la naturaleza de la mujer amar de manera cuantiosa y casi exagerada.

“Cuando él está recostado con la cabeza en mis brazos y los ojos cerrados, es aún un niño. Cuando juega con Mouschi (el gato) o habla de él, está lleno de amor. Cuando carga patatas o alguna otra cosa pesada, está lleno de fuerza. Cuando se pone a mirar los disparos o los ladrones en la oscuridad, está lleno de valor, y cuando hace las cosas con torpeza y falto de habilidad, está lleno de ternura. Me gusta más que él me explique alguna cosa, y que no le tenga que enseñar algo yo. ¡Cuánto me gustaría que fuera superior a mí en casi todo!”

Cabe destacar que, en algunos casos, el libro puede volverse algo monótono, ya que, obviamente, no se trata de una novela si no de un diario, el cual puede llegar a ser un poco repetitivo al tratarse de la sola convivencia en una misma casa y no más.


Debo confesar que este libro me hizo desear ser un poco más…”sano de mente”, es decir, a mi generación se le ha dado tanto libertinaje y luz verde para ver tantas cosas, que ya nadie espera quemar etapas al debido tiempo. A veces, ser un poco más ingenuo hace que ciertos actos sencillos se traduzcan en experiencias inolvidables.

Soy claro al recalcar que El Diario de Ana Frank posee una estructura literaria bastante sencilla. No se puede esperar conseguir algo parecido a Hamlet, pero sin embargo hay estratos del diario que logran tocar ciertas fibras de cada lector.


A medida que la lectura avanza y que Ana se hace mayor, es muy notable ver lo madura y analítica que se va haciendo. Va creando sus propios criterios sólidos. Hay un extracto que particularmente me gustó mucho, por lo que enuncia y por lo importante de su mensaje. Si Ana hubiese tenido la oportunidad de vivir más, estoy seguro de que hubiese logrado grandes cosas.

“Más de una vez, una de las preguntas que no me deja en paz por dentro es por qué en el pasado, y a menudo aún ahora, los pueblos conceden a la mujer un lugar tan inferior al que ocupa el hombre. Todos dicen que es injusto, pero con eso no me doy por contenta; lo que quisiera es la causa de semejante injusticia.

Es de suponer que el hombre, dada su mayor fuerza física, ha dominado a la mujer desde el principio; el hombre, que tiene ingresos, el hombre, que procrea, el hombre, al que todo le está permitido…Ha sido una gran equivocación por parte de tantas mujeres tolerar, hasta hace poco tiempo, que todo siguiera así sin más, porque cuantos más siglos perdura esta norma, tanto más se arraiga. Por suerte, la enseñanza el trabajo y el desarrollo le han abierto un poco los ojos a la mujer. En muchos países las mujeres han obtenido la igualdad de derechos; mucha gente, sobre todo mujeres pero también hombres, ven ahora lo mal que ha estado dividido el mundo durante tanto tiempo, y las mujeres modernas exigen su derecho a la independencia total.

Pero no se trata solo de eso: ¡también hay que conseguir la valoración de la mujer! En todos los continentes el hombre goza de un alta estima generalizada. ¿Por qué la mujer no habría de compartir esa misma estima antes que nada? A los soldados y héroes de guerra se los honra y rinde homenaje, a los descubridores de les concede fama eterna, se venera a los mártires pero ¿qué parte de la humanidad en su conjunto también considera soldados a las mujeres?”

Figuras importantes como Eleanor Roosevelt han elogiado la obra de Ana y el legado que ha dejado en el mundo entero. Su obra es de lectura obligatoria en numerosas secundarias. Nelson Mandela leyó este diario estando en la cárcel y dice que fue uno de los libros que le dio aliento para seguir adelante y no decaer, ya que se sintió plenamente identificado con Ana Frank; ambos pertenecientes a un estrato cultural que había sido desplazado mediante crueles estrategias.

En educación básica y diversificada de nuestro país, debería incentivarse al alumno a leer obras como las de Ana Frank; son sencillas, bien estructuradas y ofrecen un mensaje bastante interesante a cada lector, más aún si se trata de uno joven. Ana Frank no es más que una voz que representa las terribles consecuencias de movimientos que promueven la intolerancia y la violación a los sagrados derechos humanos.

Qué buen regalo el diario de Ana, qué excelente chica, qué buen mensaje el que ofrece. Un tributo a su memoria.

Algunas de mis citas favoritas:

“Quienes no escriben no saben lo bonito que es escribir. Antes siempre me lamentaba por no saber dibujar, pero ahora estoy más que contenta de que al menos sé escribir. Y si no llego a tener talento para escribir en los periódicos o para escribir libros, pues bien, siempre me queda la opción de escribir para mí misma. Pero quiero progresar…”

“Las personas que tienen una religión deberían estar contentas, porque no a todos les es dado creer en cosas sobrenaturales. Ni siquiera hace falta tenerle miedo a los castigos que pueda haber después de la muerte; el purgatorio, el infierno y el cielo son cosas que a muchos les cuesta imaginarse, pero sin embargo el tener una religión, no importa de qué tipo, hace que el hombre siga por el buen camino. No se trata del miedo a Dios, sino de mantener en alto el propio honor y la conciencia. ¡Qué hermoso y bueno sería que todas las personas, antes de cerrar los ojos para dormir, pasaran revista a todos los acontecimientos del día y analizaran las cosas buenas y malas que han cometido! Sin darte casi cuenta, cada día intentas mejorar y superarte desde el principio, y lo más probable es que al cabo de algún tiempo consigas bastante. Este método lo puede utilizar cualquiera, no cuesta nada y es de gran utilidad... ¡una conciencia tranquila te hace sentir fuerte!”



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