26 septiembre, 2011

Extrañarte es...

Bien, es sábado en la noche y el aburrimiento me ha consumido, ¿qué hago? pues, me acordé de mi buen y siempre leal pedacito de espacio cibernético, éste, mi blog. Rebuscando entre aquellas entradas que comencé y que nunca terminé, o aquellas que concluí pero que no tuve el valor de publicar, encontré esta, una muy personal, muy directa y que, aunque no sea uno de esos intentos de doctrina willística, pues, siento que debo publicar.

La escribí hace ya varios meses, meses que ya se han desvanecido y que no tienen mucho que ver con mi actual realidad, porque hoy por hoy, siento que las cosas están en su lugar. Terminemos lo que hemos comenzado...y aquí les va. Dejen sus opiniones, ingratos, no les cobran nada por ello.

No sé qué tanto pudor se necesita para aprovechar este blog y los sentimientos que en mi afloran y así sacar algo positivo, algo más o menos relevante.

¿Qué mejor forma que utilizar este medio para dejar un registro de lo que en algún momento sentiste?

Extrañar significa añorar aquello que alguna vez se vivió y que hoy está ausente de tu vida. Hay muchas formas de extrañar, algunas mejores que otras.

Por ahí escuché una vez: "uno no está donde el cuerpo se encuentre, uno está donde más se le extraña" y aquí estás, más presente de lo que nunca estarás en la vida de cualquiera.

Extrañarte ha sido una experiencia poco común, ha significado un encuentro directo con sentimientos un poco complejos para una mente relativamente ingenua como la mía.

Extrañarte es recordar que en algún momento pude sentir que siempre estarías allí y que no importaba otra cosa más que saber que contaba contigo y tú conmigo.

Extrañarte es sonreír de repente y sonrojar memorias al recordar que cometí cursilerías de colegial que me prometí jamás realizar.

Extrañarte es saber que un pedacito de mi tiempo y de lo que soy se quedó impregnado en tu vida y que, tal vez, siempre se quede allí así como tu esencia siempre estará en la mía.

Extrañarte es saber que existen cosas que nunca concluyeron y que me hubiese gustado cerrar de manera adecuada.

Extrañarte ha sido bueno para madurar y aceptar que aunque ciertas circunstancias ya no pueden repetirse, siempre estaré agradecido con la vida por traer a mi conocimiento a personas tan únicas.

Detrás de un "te extraño" pueden haber escondidos días de mucha tristeza. A la vulnerabilidad le encanta vestirse de nostalgia y a la nostalgia no le gusta salir sin su tonelada de sentimientos.

Necesité extrañar para comprender qué tan fuerte puedo ser, necesité extrañar para recordar que hay cosas dentro de mi que debo dejar de ignorar, necesité extrañar para perdonarte y así personarme a mi.

Hay quienes pueden convertir el acto de extrañar en algo negativo, pesado y tal vez hiriente...porque, de hecho, es posible...y no juzgaría a quien lo hiciera pero no puedo darme a la tarea de convertir ciertos sentimientos en cosas que afligen ya que prefiero mantener mis vivencias contigo como algo enteramente bueno y sano.

La felicidad no tiene fin, más eso no significa que ciertos lazos duren para siempre.

Gracias por tu tiempo, gracias por ser quien fuíste. Sé que en algún momento te veré de nuevo y que, aunque el sentimiento de extrañarte se agote, el de agradecimiento siempre estará presente.

Nunca dejaré de desearte todas las cosas buenas que mereces.

Extrañarte ha sido desconcertante, lo admito. Pero al final, extrañarte es bueno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una vez, fanática de tus escritos. Además de sentirme en gran parte identificada. Me gusta la manera en la que unes palabras, describes emociones. Sigue escribiendo barquisimetano, tu admiradora de Valencia siempre te leerá.